''LA VISTA GORDA''
“Ligero de equipaje” (Ian Gibson)
Apenas nacido el 2019. Abre sus ojitos, mira alrededor y todo lo que ve le gusta, pero le queda mucho por caminar. No tardando le contarán cosas. De la rutina, lo sublime y lo ridículo. Y en su día elegirá su destino y si éste le lleva al deporte, pues… ¡a empezar!
Nunca entenderá que en pleno siglo XX sigan muriendo deportistas súbitamente. No sólo los mejores o más populares, sino también anónimos y desconocidos que ejercitan el músculo por placer, el culto a la salud, el amor al ejercicio o el simple ocio.
Un médico español, Dr. Pedro Manonelles, aseguraba ya hace 10 años, que las revisiones que se practican a los deportistas son insuficientes. Muchas de las lesiones sufridas, que derivan en la muerte súbita, podrían ser evitadas con revisiones previas. La muerte súbita en España fulmina a dieciséis deportistas al año. Las consecuencias suelen ser -del 74% al 94%- por causas vasculares, según el propio Dr. Manonelles, en mayores de 30 años. Y cuando son menores de 30 años, se produce una displasia arritmogénica ventricular: la causa que provocó la muerte del sevillista Antonio Puerta.
Otras causas de muerte súbita en menores de 30 años son la hipercardiopatía hipertrófica o las anomalías congénitas en las arterias coronarias, difíciles de diagnosticar, según los galenos, aunque “un simple electro” les podría salvar la vida. El Dr. Manonelles afirmaba que realizar esta prueba en reposo y después de realizar un esfuerzo podría salvar la vida a la mitad de aquellos que sufrieron un infarto mientras practicaban deporte. Y en estas fiestas hubieran estado con nosotros, si las precauciones del caso se hubieran tomado.
Marc Vivien Foé, camerunés; Miklos Feher, húngaro del Benfica; un modesto ecuatoriano, Jairo Andrés Nazareno; el profesional de voleibol Cédric Schlienger; Ángel Arenales un futbolista del Huesca; el juvenil británico Anton Reid; Cristiano de Lima, brasileño de 25 años; “Serginho” del Sao Caetano; el juvenil meta argentino Lucas Damián Molina; el jugador francés David Di Tomasso; el árbitro paraguayo José Roberto Rodás o nuestro querido Gabriel Badilla seguirían aquí, pero… La lista es larguísima.
Añadir los que en las carreras urbanas o marathones, de repente caen fulminados. Priva la ambición por lucrase del deporte: ¡ojalá se inscriban muchos y paguen!, a cambio de un dorsal, una camiseta y un souvenir. Algunos –por “fiebres”- están firmando su defunción, ligeros de equipaje, que diría Ian Gibson.
Y todo en medio de la negligencia y “la vista gorda” de las autoridades respectivas.
Para: Everardoherrera.com
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