Con el perdón de la lluvia, las sonrisas de muchos, incluyendo la suya, y una buena noche de fútbol, Ronaldinho cumplió su promesa tras el juego celebrado esta noche en el Estadio Nacional. El compromiso culminó 4-4.
Galácticos y Leyendas, esos fueron los nombres de los equipos que, cargados de ex jugadores e ídolos del fútbol nacional, se dieron cita en el Estadio Nacional de La Sabana para acompañar al dueño de la sonrisa del fútbol en su noche de espectáculo en San José.
Los Galácticos fueron los que empezaron con "Dinho" en sus filas, jugando al lado de Walter Centeno, Winston Parks, Wardy Alfaro, Esteban Sirias, entre otros, se pusieron rápidamente en ventaja gracias a Harold Wallace quien aprovechó el pase del 10, para abrir la noche que tendría 8 goles.
Para las Leyendas, encabezadas por Mauricio Montero, Alejandro Alpízar fue clave, pues mostró que aún tiene fútbol de calidad en sus pies y sin duda alguna demostró que en definición, perfectamente podría dar clases en cualquier escuela al anotar el empate.
Ronaldinho no se quería ir sin su gol, y en una jugada cerca del área, dejó atrás a Montero para con toque fino de derecho vencer a Álvaro Mesén y desatar la alegría en las gradas, donde los asistentes no se cansaron de aplaudir cada jugada del ex jugador del Milán, Barcelona, PSG, Querétaro, Gremio, por mencionar algunos.
Winston Parks y Claudio Ciccia anotaron 2 más para los de azul, mientras que Alonso Solís, recordando viejos tiempos, puso el 4-2 en la primera parte ante Wardy Alfaro, lo que mandó al descanso y daría ahora la oportunidad a las Leyendas de jugar junto a Ronaldinho.
Con buenas combinaciones entre Cancela, Alpízar, Ronaldinho y Kurt Bernard, el brasileño dijo adiós faltando 10 minutos para que acabara el juego, tal y como lo ha hecho en todos los partidos de su gira, no sin antes haber aportado su cuota en los goles de Alejandro Alpízar por segunda ocasión y de Bernard, con lo que sellaron el marcador 4-4.
Autógrafos y fotos fueron solicitadas por muchos de los jugadores presentes, sin embargo, el mejor recuerdo se lo llevó la afición, con un Ronaldinho entregado en la cancha y posteriormente agradecido y carismático con el público, quienes no dudaron en hacerle sentir como en casa.