“CARTA ABIERTA AL C. S. CARTAGINÉS” (I Parte)
“No hay mayor mentira que la verdad dicha a medias” (Adagio)
Se hace un enorme esfuerzo para impregnar estas líneas de cordura y respeto. Empero, es de esperar que el dedo en la herida produzca reacciones hepáticas. ¡No importa! No cabe duda que la actual Junta Directiva del centenario C.S. Cartaginés es heredera de una serie de circunstancias, que culminan con indicadores de una empresa (CSC) en “quiebra técnica”, cuyo desenlace normal sería el cierre. Pero el fútbol tiene connotaciones inexplicables y muchos clubes han caminado sobre sus propias cenizas, algo que no sucede en otros campos empresariales, donde los plazos estipulados para los cierres no admiten prorrogas ni cuidados paliativos. ¡Es fútbol y, sin duda, la divisa brumosa saltará al terreno en el próximo campeonato por más deudas que tenga!
Lo que sucede entre bastidores (en CSC) es público y notorio, aunque sus dirigentes intenten mantener la compostura y -¡por supuesto!- se aferren a sus poltronas, sin ser capaces de aceptar fracasos propios o ajenos y ¡Renunciar! Quedaría la institución en manos de una posible Junta de Notables, capaz –por experiencia, amor a los colores y conocimiento- de sacarla de la bancarrota o… de “la morgue”.
Hubo un aire de frescor tiempo atrás, cuando los asambleístas extirparon un cáncer deportivo y extradeportivo. “La fuerza azul”,de aires juveniles, cambió el rumbo personalista e incongruente del club. Es cuando se supo de gestiones de “ultra tumba”; divulgándose que hasta el estadio –disque Municipal- había pasado a manos privadas (trama legalista por clarificar) Si bien, al aficionado lo único que le interesa es el desempeño del equipo en el rectángulo, éste no es sino el fiel reflejo de lo que sucede en los despachos.
Incrustar personajes que combinan salario y velada comisión, intoxica la gestión y propicia el fracaso deportivo; amén de incentivar la pérdida de identidad brumosa. Por ende, no llegan los futbolistas o técnicos más idóneos, sino los relacionados con el “agente amigo”, en detrimento del compromiso o ADN cartaginés, contando con la complicidad, inopia e ineptitud dirigencial. Mañana seguimos…