Después están los demás, los que cada cierto tiempo se convierten en agradables protagonistas, pero por más que quieran sentirse al nivel de los privilegiados, no son bienvenidos en esa cúpula. Algo así como se mueve este jodido planeta en el que la enorme mayoría tenemos que salir a 'pulsearla' día a día, mientras una minoría se desenvuelve en una muy diferente realidad de lujos y excesos...
Justo así es el fútbol. Y del mismo modo que hay vecindarios exclusivos donde los menos afortunados ni por asomo se dejan ver, los equipos top del balompié internacional disfrutan su crema y nata en ligas más acostumbradas a recibir a figuras de países de renombre.
Eso sí, hay ocasiones en que se logran alinear los planetas, y es cuando alguno de esos futbolistas originarios de países más modestos, con una alta dosis de talento y mucho esfuerzo, logran llegar a las competiciones y equipos top del planeta. Hristo Stoichkov, Dwight Yorke, Iván Zamorano, George Weah, Hugo Sánchez, Samuel Eto'o, Michael Laudrup y James Rodríguez son buenos ejemplos...
Otro muy buen ejemplo es Keylor Navas. El oriundo de Pérez Zeledón, en la capital de Costa Rica, nació en 1986, tan solo seis años después de la primera vez que nuestro país dijo presente en una competición futbolística de carácter mundial, cuando 'la Sele' incursionó en las Olimpiadas Moscú 80. Sí, cuando nuestro equipo nacional practicaba "un fútbol artesanal", que era como solían llamarle los analistas tácticos internacionales de la época...
En ese tiempo fue cuando Keylor nació y empezó a soñar en grande: jugar un Mundial, ser titular en un equipo de élite, y por qué no, ganar una Champions League... Pero para poder alcanzar todas esas metas, las que evidentemente superaría, primero tenía que jugar con la Selección Nacional.
Y ese fue el primer paso; Navas llegó a 'la Tricolor' hace 18 años a hacer historia... y a convertirse en leyenda. Fue el guardameta de 'la Sele', pero fue mucho más que eso; fue compañero, líder, ejemplo... sabía que detrás suyo no solo estaba la portería nacional, sino además la confianza de todo un país que durante este largo tiempo sintió como suyo cada triunfo, cada gol ahogado en la garganta de los rivales, cada clasificación mundialista, cada partidazo que rindió... de hecho, hace dos meses lo vimos jugar como en sus mejores tiempos y nada menos que contra la Argentina campeona del mundo. No sabíamos que ese era su adiós, ¡pero enhorabuena que lo hizo como los grandes!
En Gol de camerino, así como en Costa Rica y más allá, en cada país donde se presentó con 'la Sele' y se tomó el tiempo de saludar a los aficionados rivales, con quienes se tomó una foto y firmó un autógrafo, incluso en algún momento levantó en brazos a un pequeñín niño salvadoreño que lloraba antes de ingresar al campo de la mano de los jugadores... en todas partes recordaremos de forma muy grata al portero de Costa Rica, y lo haremos justo así como se aprecia en las imágenes que acompañan este texto: tomándose con mucho orgullo el escudo de la selección tica, y celebrando rodeado de sus compañeros.
¡Muchas gracias por tantas alegrías, Keylor; pura vida!