Carlos Watson Simes ha dedicado una gran parte de su carrera a formar jugadores, muchos de ellos lograron tener una respetable trayectoria mostrando así el impacto que tuvo el entrenador en sus vidas.
Watson inició su vida en el fútbol “en las mejengas del barrio”, como lo describe él, en Limón en Cieneguita con el profesor Ronald Rosales. Luego pasó al Colegio Nocturno de Limón. Tras eso, su cuñado, Vicente Wanchope, lo invitó a ver un torneo y por falta de un jugador para el Herediano, él jugó y empezó a formar parte del “Team”, donde quedó campeón. Finalizó su etapa de jugador en el Yuba Paniagua.
Como entrenador estuvo en el banquillo de tres de los equipos más tradicionales, el Club Sport Herediano, la Liga Deportiva Alajuelense y el Deportivo Saprissa. En el conjunto tibaseño ganó la Copa de Campeones de la Concacaf en 1993 y los campeonatos de Invierno 2015 y 2016.
Además, fue técnico de la Sub-23 y ganó bronce en los Juegos Deportivos Centroamericanos y el Caribe en 1989 y ganó bronce. En 1990 ganó plata en los Juegos Deportivos Centroamericanos.
Con la Selección Sub-20 dirigió dos mundiales de juveniles. El primero de ellos fue en Nigeria 1999 y el segundo en Argentina 2001. Asimismo, estuvo frente a Uruguay de Coronado, Carmelita y Turrialba.
“Agradecidísimo con el homenaje”, dijo el entrenador en el programa especial realizado por UNAFUT.
“Es imposible que haya fútbol grande sin cuidar las bases, el fútbol de rendimiento, de resultados no se va a dar jamás si se dejan a un lado las ligas menores…El país y ningún país del mundo va a mejorar si no se centra su trabajo en las bases y principalmente si no se centra en el cuido y capacidades de los técnicos”, agregó sobre la importancia de la etapa formativa.
Fuente: Departamento Prensa Unafut