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Conclusiones de otro fracaso mundialista

Costa Rica culminó en el puesto 27 del Mundial

Luego de una corta y gris participación en el Mundial de Catar 2022, quedan muchas cosas en el aire que son necesarias de señalar, no con el fin de hacer leña del árbol caído, sino con el propósito de evidenciar errores y falencias para trabajar en ellas en los próximos años y de forma inmediata. 

Nivel futbolístico de la Selección

A todas luces se evidenció que nuestra selección fue de las más limitadas de este mundial de Catar. Un equipo con pocas ideas en cancha; donde la construcción de juego ofensivo fue a cuentagotas, evidencia de esto son la posesión de pelota en el terreno del contrario y la escasísima estadística en remates a puerta y tiros de esquina lanzados. Sí, ya es conocido que ni Mourinho ni Zidane hubieran hecho milagros con esta selección, pero esperábamos un poquito más o al menos no tener que recordar el ridículo histórico del primer juego.

Sin una renovación real en sus líneas, con sus principales figuras avejentadas, en donde sus capacidades futbolísticas ya no son suficientes para competir ante futbolistas que también son atletas de primer nivel, era obvio que no se podría competir de tú a tú salvo por algunos lapsos de juego, como sucedió ante Alemania durante unos quince minutos del partido en que nos pusieron el corazón a mil con la falsa ilusión que podríamos derrotar a una de las peores versiones teutonas de la historia.

Un sistema de juego manoseado; la historia nos dice que jugar con cinco en el fondo nos ha permitido hacer las mejores presentaciones, siempre y cuando las transiciones se hagan de forma correcta, con buena lectura y presentando condiciones físicas para cumplir a tiempo con las mismas. No basta con tener cinco atrás si el bloque que hace la línea delante de ellos no cumple con el robo de balón, la marca oportuna y la presión intensa. Para que este sistema funcione, también se requieren de carrileros tan eficientes en marca como en subir al ataque y centrales con buena lectura, velocidad de reacción y capacidad para despojar del balón al rival sin cometer muchas faltas. Si, ya sabemos que un 5-3-2, un 5-2-3 o un 5-4-1 es más que lo dicho, pero no interesa ampliarlo, al menos aquí.

No basta con tener la ilusión o la convicción mental de poder ser campeones del mundo si no se ha preparado el cuerpo para tal hazaña. Mensajes como los que escuchamos de nuestros futbolistas en Catar, además de desproporcionados fueron irresponsables y poco lúcidos. Además, es muy importante hacer una correcta autocrítica, de la cual han adolecido, al menos hasta ahora, nuestros seleccionados.

Torneo nacional de pobre calidad

A falta de futbolistas costarricenses compitiendo en importantes ligas o clubes de Europa, la fuente de jugadores para la selección nacional radica en el pobre campeonato nacional que presenta un nivel bastante bajo, muestra de ello es que ya ni siquiera se compite con equipos de Centroamérica y el Caribe, que en otros tiempos solían ser derrotados sin mucho esfuerzo.

La pobreza técnica y de conocimientos de nuestros entrenadores, así como el afán de conseguir títulos como si fuera lo único importante, son otros elementos que no permiten a nuestro fútbol evolucionar. Tenemos un reciclaje terrible en nuestro campeonato, en donde hoy despiden a fulano como DT por sus malos resultados y al día siguiente ya cuenta con equipo. Entrenadores, salvo excepciones, que no se actualizan, no estudian o que pasan metidos en cuanto programa con rating pueden, definitivamente no son la solución para este problema.

La falta de un programa estructurado de generación de nuevos futbolistas profesionales se evidencia cuando observamos a jóvenes que llegan a primera división con serias deficiencias para practicar el fútbol: jugadores que no saben centrar un balón, rematan “al bulto” o envían la pelota a la calle cuando tienen el marco de frente; porteros titulares en sus equipos que no saben jugar el área, que presentan problemas para jugar con los pies o que cada vez que salen de su marco “salen a cazar mariposas”. Gracias a Dios tenemos (o teníamos) a Keylor Navas, pero no es eterno y, difícilmente, esté en la próxima eliminatoria.

Otra prueba de esto último, son esos futbolistas con 21 o 22 años a los cuales les llamamos “juveniles”, como si estuvieran en formación  cuando a los 19 muchos jugadores de otros países ya descollan en ligas importantes de Europa y están plenamente formados, tanto atlética como futbolísticamente.

De esto se abastece la Sele, pues porque “diay, es lo que hay y no hay de otra”.

Nivel de la Concacaf

Posiblemente, nuestra confederación es la que muestra menor avance en el planeta fútbol pues, salvo Estados Unidos, no hay selección de Concacaf que pueda enfrentar a sus rivales mostrando argumentos sólidos y convincentes. Ya ni siquiera el otrora “Gigante de la Concacaf”, el “tri” mexicano pudo mostrar algo más que destellos de lo que fue su nivel internacional.

Y que no nos vengan con el cuento que las distancias se han hecho pequeñas, para nuestro caso no aplica; nuestro fútbol se ha estancado y punto.

Incompetencia en la Federación Costarricense de Fútbol

Dejamos este tema para el final, no porque no sea importante, al contrario. Podrían escribirse mil páginas de lo que ha hecho mal la federación al mando del señor Rodolfo Villalobos pero sería ser más reiterativo de la cuenta. Mejor lo resumimos brevemente: Sí, logramos la clasificación a dos mundiales mayores, pero solo porque estamos en una confederación de un nivel pobre y los otrora héroes de Brasil 2014 todavía podían sacar la tarea ante selecciones de poca monta en nuestras eliminatorias. Pifias o desaciertos monumentales como el campamento en Kuwait y el fallido juego ante Irak, luego de estar varias horas varados en una de las fronteras más peligrosas del mundo. Poco o nulo avance o desarrollo de nuestro fútbol. Amiguismo a lo interno que deviene en toma de decisiones incorrectas, absurdas y (casi) surrealistas. Múltiples fracasos en selecciones menores. Poca transparencia y excusas en cada error cometido. Permisividad alarmante ante hechos que han salido a relucir en diversos momentos y de varias fuentes. Algo o mucho de cierto tenían aquellas palabras del futbolista Christian Bolaños, de octubre de 2021, cuando mencionó que “la selección era manejada como una pulpería”, quizá se pasó un poquito y pudo haber dicho como un minisuper, tal vez encajaba mejor.

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