Vince Baker fue uno de los mejores basquetbolistas de su época, sin embargo, los excesos lo llevaron a despilfarrar su patrimonio y su carrera. Después de tocar fondo pudo enderezar su vida y ha compartido su testimonio con las nuevas generaciones.
El ex basquetbolista amasó una fortuna cercana a los 100 millones de dólares durante su trayectoria en la NBA por contratos deportivos, pero principalmente con los Seattle Supersonics, cuyo monto superó los 86 millones de dólares cuando estaba en la plenitud de su carrera deportiva.
Desafortunadamente, Baker admitió que comenzó a tomar sin control a partir de la temporada de 1998-99 cuando se dio el paro laboral en ese país. En 2003, en medio de una práctica con los Boston Celtics, fue suspendido por el entrenador Jim O’Brien, luego de percibir alcohol en el aliento del jugador. Este fue el comienzo del final de su éxito en la NBA: el 27 de febrero de ese año fue sancionado con más de 10 partidos por violar su programa de rehabilitación.
Al finalizar la temporada y en medio de las dificultades para firmar con un nuevo club, el equipo decidió anular el contrato por más de 36 millones de dólares que lo ataba al Celtics por dos temporadas y media y fue dejado en libertad.
En la temporada 2003-04 firmó con los New York Knicks, pero después de un ciclo pasó a los Houston Rockets sin mostrar las grandes destrezas de sus días felices. En 2006, se retiró de la NBA en los Los Angeles Clippers. En el declive de su carrera jugó en los Marinos De Anzoátegui, un equipo de básquetbol de Venezuela.
En 2011, ante la necesidad de recuperarse y recobrar la confianza de su familia, Baker empezó a ir a la iglesia, donde hizo un seminario de dos años para convertirse en ministro religioso. En 2015, con la ayuda del antiguo dueño de los Seattle SuperSonics, Howard Schultz, entonces CEO de Starbucks, encontró una salida laboral.
Baker le da un consejo a las nuevas generaciones de jugadores: “Insistiría en que se rodeen de las personas en que más confían. Alguien que pueda decirles: ‘Estás equivocado, no compres eso, no vayas, esa no es buena persona’. Y controlen cada centavo que sale de su cuenta como si fueran cajeros de Starbucks. Asegúrense de ser conscientes y responsables, porque lo siguiente que sabés es que la gente te está robando.”
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