Ya no quedan dudas: el bitcoin se está poniendo de moda entre los inversores individuales y los institucionales. En parte, gracias a su notable performance de los últimos 6 meses (casi 500% de suba en dólares).
También, porque ahorristas y expertos en finanzas empiezan a comprender y a aceptar el poder disruptivo de la nueva tecnología blockchain, que tiene a la criptomoneda como su principal referente.
Las consultas sobre cómo, cuánto y cuándo comprar se multiplicaron exponencialmente en el último tiempo. De allí, el tema elegido para hoy. Antes de operar, hay que informarse y formarse.
1) El bitcoin no cotiza en un mercado regulado
El bitcoin y los criptoactivos en general (ethereum, litecoin, etc.) no forman parte de un mercado regulado. Por lo tanto, no hay un ente detrás -como la Comisión Nacional de Valores en la Argentina o la Security and Exchange Commission en Estados Unidos- que garantice las operaciones y defienda los intereses de los inversores ante posibles estafas o maniobras poco claras de las empresas cotizantes. No obstante, la ausencia de reguladores no implica descontrol: en sus más de 11 años de vida, el ecosistema de criptoactivos demostró una gran capacidad para autorregularse de manera exitosa. Los hackeos y estafas, que en los inicios eran moneda corriente, han ido disminuyendo considerablemente, mientras que el número de participantes y el volumen de operaciones no deja de aumentar.
2) Concretar la compra es muy fácil
Se pueden comprar bitcoins de distintas maneras, según la necesidad del inversor. Por ejemplo, si tienes argentinos en una cuenta bancaria, puedes transferirlos a un exchange local o directamente P2P (persona a persona) en exchanges que lo permitan, como Binance o Airtm. Si tenés dólares en una cuenta en el exterior, exchanges como Blockfi permiten el fondeo de dólares para la compra de BTC y otros criptoactivos. Si tenés las divisas en una cuenta bancaria local, debes averiguar si alguno de los exchanges locales permite el fondeo directo por transferencia bancaria. ¿Y para vender? Muy sencillo, es el mismo mecanismo, pero a la inversa. Se venden los criptoactivos en un exchange y se transfiere el dinero proveniente de la venta a la misma cuenta bancaria con la que se fondeó en un primer momento. También se puede vender P2P para hacerse del efectivo en el momento.
3) Invertir apalancado y/o de corto plazo es casi un “suicidio financiero”
Si uno mira la foto inicial y la actual del bitcoin, que pasó de una cotización de 0,01 dólar en 2009 a otra de casi 60.000 dólares hoy, podría creer que sube de precio de manera sostenida. Sin embargo, lo cierto es que, si hay algo que define su evolución, además de la suba en el largo plazo, es la volatilidad. Al poner la lupa sobre ese rendimiento histórico, nos encontramos con que la más utilizada de las criptomonedas registró en varias ocasiones caídas superiores al 70% en poco tiempo. Lo bueno para sus tenedores es que fueron seguidas de recuperaciones algo menos vertiginosas, pero firmes. Los descensos pronunciados suelen barrer fácilmente a los inversores apalancados (que compraron bitcoins con dinero prestado) y a quienes realizaron apuestas de corto plazo sin pensar que podrían perder buena parte del capital que necesitan utilizar para otra operación o para vivir.
4) La custodia es importante
Cuando invertís en un plazo fijo, un fondo común de inversión, acciones, bonos, etc., la custodia no es algo por lo que debas preocuparte: la realizará el banco o la sociedad de Bolsa donde poseas tu cuenta. Nada tenés que hacer al respecto. Sin embargo, el bitcoin es un bicho distinto, puesto que te da la posibilidad de custodiar tu tenencia mediante una wallet (una app de celular) o, mejor aún, mediante un monedero físico. Claro que también podés no hacer nada y dejar que la custodia la realice el exchange donde compraste las cripto, pero en ese caso estarás renunciando a uno de los atributos principales del bitcoin, que hace a su valor: al practicar la autocustodia quedarás a salvo de corralitos, confiscaciones, robos (siempre que tomes las medidas de seguridad adecuadas), regulaciones agresivas a los exchanges para limitar las extracciones y muchas otras contingencias que pueden surgir en el camino. En el ambiente cripto, hay una frase que se repite a los cuatro vientos: “Si no tenés tu llave privada, no son tus criptoactivos”. Alude directamente a la clave de 12 palabras que se genera en las wallets y que funciona como método para recuperar las tenencias ante la pérdida, el robo o la destrucción del dispositivo que te permite acceder a las criptomonedas.
5) No tienes mínimos de entrada
Contar con 60.000 dólares para comprar un bitcoin no es privilegio de muchos. No obstante, nadie necesita tener ese monto para comenzar a operar. El bitcoin es divisible casi infinitesimalmente, por lo que se pueden invertir sin problemas menos de 10.000 pesos, por ejemplo. El mercado del bitcoin es inclusivo. De allí que resulte tan demandado en países como Nigeria, Venezuela e incluso en la Argentina, donde las regulaciones financieras limitan el uso de herramientas tradicionales para mantener el poder adquisitivo de los ahorros.
6) Puedes generar ingresos pasivos con bitcoins
Si sos un inversor de largo plazo, debés saber que existe la posibilidad de obtener un interés por tus bitcoins mediante la colocación en bancos de criptoactivos como Blockfi, Celsius o Nexo. Estas entidades pagan tasas de aproximadamente el 6% anual por depósitos de bitcoin a los inversores individuales. Permiten, de esta manera, obtener ganancias más allá de la suba de precios de la criptomoneda. Es más, las buenas noticias no terminan aquí: el pago de esos intereses se hace en bitcoins, con lo cual, si el criptoactivo continúa su camino alcista, los intereses ganados aumentan aún más medidos en dólares.
7) No tienes por qué tomar posiciones agresivas
¿Te entusiasma la idea de invertir en bitcoin? Tranquilo, tranquila. No hay por qué elevar el riesgo a niveles peligrosos. Nada de vender el auto o la casa y apostar a volverte millonario. Nada de all in (todo adentro de un activo). Lo más conveniente es invertir el dinero que no te dolería perder sabiendo que el mismo proceso de inversión te dejará enseñanzas que van más allá del dinero. Podría ser, por ejemplo, un 5% de todo tu patrimonio invertido. De esta manera, si el bitcoin termina fracasando, la pérdida no pondrá en riesgo tu patrimonio. Por el contrario, si se dan las impactantes proyecciones que hacen bancos como JP Morgan, las ganancias podrían resultar igualmente siderales. Este es otro valor que, a mi juicio, tuvo desde un comienzo y sigue teniendo el bitcoin: una relación asimétrica entre riesgo y rentabilidad, debido a que -como máximo- podés perder el total de lo invertido, mientras que las ganancias pueden ser muy superiores a ese 100% del capital.
Fuente: Diario La Nación Argentina