El torero Francisco Rivera 'Paquirri' falleció en un ruedo hace 36 años. Se había casado un año antes con la tonadillera Isabel Pantoja -que había participado ya en 1976 en el primer episodio de la popular serie televisiva 'Curro Jiménez'- en una de tantas bodas del siglo entre toreros y folklóricas de rancio sabor español.
Y ahora, casi cuatro décadas después, el matrimonio y la herencia del diestro siguen siendo espectáculo televisivo de máxima audiencia. En cierto modo es lógico, una vez que se asume como género televisivo el cotilleo que siempre ha existido en la sociedad (ya sea el qué dirán, el erotismo vergonzante o los jaleos familiares, que si pasan en las mejores familias, no les digo en las comunes).
Parte de la familia del torero ha seguido su trayectoria profesional por la vía de los ruedos, sin desdeñar el mundo del 'corazón'. Otra, por la vía de la farándula. Esta parte ha sido noticia hasta de información general, vía entrada de Isabel Pantoja en prisión por su relación con el 'caso Marbella'. Ahora, ambos mundos vuelven a encontrarse para tratar de arrojar luz sobre puntos oscuros del pasado, y que la audiencia lo vea. En Estados Unidos tienen su caso JFK y aqui tenemos el de la Herencia de Paquirri.
Recuerden que la historia empezó hace unas semanas -aunque en realidad esta parte de la historia se mueve dentro del concepto general de vida pública del 'clan Pantoja'- con ciertas acusaciones del DJ Kiko Rivera a su madre, Isabel Pantoja, sobre su relación. Estas declaraciones eran posteriores en unos meses a la confesión de problemas económicos del personaje publico. El desencuentro fue subiendo de tono en platós y redes sociales hasta que la palabra 'herencia' acabó estallando.Y ya ha sido no 'Cantora', la finca del torero que parece ser el eje de todos los sucesos, sino Troya. Telecinco ha entrado a saco con especiales como 'Cantora, la herencia envenenada' y el enfrentamiento entre algunos de los principales protagonistas de su programación en los últimos años ha pasado a desplazar, al menos mientras la audiencia así lo quiera, al resto del elenco.
Hasta ahora una Isabel Pantoja en aparente mal estado físico a causa de la situación no ha dicho esta boca es mía, mientras se le acusa de haber dado el cambiazo a unas esmeraldas propiedad del diestro (con unas de inferior calidad) antes de devolverlas a la familia, de haber urdido planes para apropiarse de la parte que pudiera de la herencia y de otros sucesos de ese calibre. Eso no significa que no se escuchen sus palabras. Ayer, en Sabado DeLuxe el gran oficiante de estas ceremonias, Jorge Javier Vázquez, reveló que en una conversación previa Isabel Pantoja le había dicho que el padre del torero dijo en su día que su hijo le había dejado "una herencia de mierda".
Ahora, el debate gira sobre si Paquirri se quería divorciar de Isabel, tras unos meses de matrimonio, en el momento de su muerte en la plaza de toros de Pozoblanco. Anoche, también en Sábado DeLuxe, el amigo de Paquirri Luis Lara, avaló esa tesis y además reveló que según el informe de un investigador que obraba en poder del torero, Isabel mantenía una relación sentimental con una prima suya. Ante ese bombazo otras revelaciones, como que hubiera querido tener un hijo con Julián Muñoz -a decir de una empleada de la finca- quedan en cosa menor.
La semana pasada se llevó a los programas a un tasador para averiguar qué había de verdad en el famoso asunto de las esmeraldas. Así que podemos estar tranquilos: no se va a escatimar en medios para que se llegue a saber todo lo posible y lo imposible sobre este caso. Y se puede apostar sobre si Isabel Pantoja hablará, en persona, o no. Por supuesto, en horario de máxima audiencia...