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El mundo esta viviendo un momento de conmoción por los actos de violencia que se vivió en Indonesia este sábado y que ha dejada a más de 130 fallecidos y más de 300 heridos tras el juego entre el Arema y Persebaya Surabaya de la Liga 1.

Los hechos sucedieron después de que los aficionados del Arema invadieran el terreno de juego por la derrota del equipo 2-3 de local y la policía respondiera con el uso de gases lacrimógenos que ocasionó una estampida humana.

Horas después de todo lo sucedido, el jugador bissau-guineano Abel Camará concedió una entrevista a Radio Marca y en la cual relató los crudos momentos de la tragedia.

El delantero además, confesó que durante la semana se habló mucho de la tensión que generaba el compromiso y de la fuerte rivalidad entre los dos equipos.

"Hace dos semanas ya sabíamos que íbamos a jugar contra ellos, pero ni sus aficionados vienen a nuestro estadio ni los nuestros al suyo", comentó antes de añadir, "En toda la ciudad se hablaba de este encuentro, ya que era un duelo que iba más allá de los 3 puntos, era un partido de vida o muerte".

Posteriormente, Camará explicó que fue lo que sucedió una vez el árbitro pitó el final del compromiso y la recomendación que la propia policía le hizo a los jugadores.

"Cuando terminó el partido los jugadores contrarios se fueron del estadio en unos 10 minutos en coches blindados. Mientras, nosotros fuimos a pedir disculpas a nuestros aficionados porque habíamos perdido el Derby", comenzó a relatar.

"Fue en ese momento cuando los aficionados empezaron a subir las vallas y la policía nos pidió que nos fuésemos para el vestuario porque podrían perder el control de la situación tarde o temprano", continuó.

Las advertencias de la segura se hicieron realidad y mientras el caos se apoderaba en todo el recinto deportivo, los jugadores se encerraron en el vestuario con mucho miedo de lo que podría sucederles.

"Nos encerramos en el vestuario y los aficionados intentaron entrar allí, tuvimos que poner una mesa desde adentro para trabar la puerta".

"Mientras lo hacíamos empezamos a escuchar gritos y tiros y a ver mucho humo. Además, algunos aficionados consiguieron entrar en nuestro vestuario y acabaron por morir allí mismo", añadió en su relató.

La impresión de lo vivido continuó cuando lograron salir del vestuario, ya que se encontraron con una escena muy cruda. "En esos momentos solo piensas en que no te pase nada. Cuando todo termina viene lo peor, salimos del vestuario y empezamos a ver mucha sangre, zapatos y ropa tirada por todo el lugar... los policías comentando que habían muerto dos compañeros".

"No le deseo esto a nadie. Estar allí dentro fue temer por nuestra vida y tener a 40 o 50 mil personas fuera queriendo nuestras cabezas. Temimos por nuestra vida y sin poder hacer nada estábamos acorralados como estas", sentenció Abel Camará.

El jugador africano también comentó que estará tomando una decisión en los próximos días si seguir o no en el equipo indonesio.

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