Este 28 de julio, Costa Rica despide a una de las figuras más emblemáticas del periodismo nacional: José María Penabad López, quien falleció a los 97 años.
Con su partida se cierra un capítulo significativo de la historia de la comunicación, la diplomacia y el pensamiento libre en el país.
Nacido en Galicia, España, en 1927, Penabad llegó a Costa Rica en 1956 en busca de nuevas oportunidades, pero fue el país centroamericano el que terminó encontrando en él una voz crítica, aguda y profundamente comprometida con los valores democráticos.
Una pluma que marcó época
Penabad no fue un periodista más. Su estilo directo, su ética férrea y su capacidad para analizar la realidad con profundidad lo convirtieron en referente obligado para generaciones de comunicadores. Dirigió medios como La Hora, El Diario de Costa Rica, Excélsior y La República, dejando una huella de profesionalismo y coherencia editorial.
Su trabajo fue reconocido con el Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez en 1989 y el Premio Jorge Vargas Gené en 1999, dos galardones que respaldan su rigurosa trayectoria.
Diplomático con vocación patriótica
Además de su carrera periodística, José María Penabad representó a Costa Rica en el exterior con igual pasión. Fue embajador en Portugal, cónsul en La Habana y, en 2009, fue nombrado embajador en Cuba por el entonces presidente Óscar Arias, marcando un hecho histórico al restablecer relaciones diplomáticas con la isla tras casi 50 años sin representación.
Para muchos, su papel como diplomático fue una extensión natural de su trabajo como periodista: siempre buscando puentes, defendiendo la verdad y representando al país con honor.
Reconocimiento más allá de fronteras
España, su país natal, también reconoció su legado. En 1976 fue condecorado con la Cruz del Mérito Civil en grado de comendador, otorgada por el Rey Juan Carlos I. Fue el primer costarricense en recibir dicha distinción.
Padre, esposo y maestro
Detrás del periodista y diplomático, hubo también un esposo devoto y padre de familia. Junto a su esposa Leonor Bustamante, formó una familia de tres hijos. En el ámbito privado, fue un hombre austero, reflexivo, con sentido del humor fino y un amor por la lectura y la historia.
Además, fue un mentor para jóvenes periodistas, muchos de los cuales hoy reconocen su influencia en su formación ética y profesional.
Un defensor incansable de la democracia
Si algo definió la vida de Penabad fue su fe en la democracia como herramienta de transformación social. Desde sus columnas de opinión hasta sus cargos diplomáticos, jamás claudicó ante las presiones políticas ni económicas. Su compromiso con la libertad de expresión y el Estado de derecho lo convirtió en una figura respetada incluso por quienes no compartían sus ideas.
Un legado que no muere
Hoy, su voz se silencia, pero su legado continúa. En tiempos donde el periodismo enfrenta desafíos como la desinformación, la censura y la banalización del debate público, el ejemplo de José María Penabad cobra nueva vigencia.
Fue un hombre de principios, de palabra firme y mirada crítica. Su historia no solo pertenece a las hemerotecas, sino también al corazón de quienes creen que el periodismo es un servicio público, y que la diplomacia es una extensión de los ideales más nobles de una nación.
José María Penabad López (1927–2025) Una vida al servicio de la verdad, la patria y la libertad. Descanse en paz.