Cristóbal Colón realizó un total de cuatro viajes entre España y el continente americano entre 1492 y 1504.
A pesar de las limitaciones tecnológicas de su época, logró con éxito navegar miles de kilómetros por mar abierto y regresar a Europa. ¿Cuál fue su secreto?
La respuesta está en el uso combinado de navegación por estima, observación astronómica y conocimiento de los vientos atlánticos.
Navegación por estima: la base de su técnica
La principal herramienta de navegación de Colón era la navegación por estima, un método que consiste en calcular la posición del barco estimando el rumbo, la velocidad, el tiempo y los efectos del viento y la corriente.
Para ello utilizaba:
• Brújula náutica, para mantener un rumbo constante.
• Ampolleta de arena, que medía el tiempo transcurrido.
• Chip log, una cuerda con nudos que ayudaba a calcular la velocidad del barco.
Aunque rudimentaria, esta técnica le permitió tener un control básico de su trayectoria en alta mar.
Navegación astronómica
Colón también recurría a la observación del cielo:
• Usaba instrumentos como el astrolabio y el cuadrante para medir la altura del sol o de la estrella polar sobre el horizonte.
• Así lograba estimar la latitud en la que se encontraba, aunque no podía calcular la longitud, ya que no existían cronómetros marinos precisos en ese tiempo.
El dominio de los vientos y las corrientes
Una de las claves del éxito de sus travesías fue su profundo conocimiento de los vientos del Atlántico:
• Para ir a América, aprovechaba los alisios, vientos constantes que soplan desde el noreste entre las Islas Canarias y el Caribe.
• Para regresar, subía hasta latitudes más altas y utilizaba los vientos del oeste (también conocidos como vientos de latitudes medias), que lo llevaban de vuelta a Europa.
Este “circuito de vientos” fue fundamental para el diseño de las rutas transatlánticas en los siglos siguientes.
Observación empírica
Colón también confiaba en la observación directa:
Estudiaba el color del mar, la presencia de algas, aves y el oleaje para detectar la cercanía de la tierra.
Llevaba un registro detallado en su bitácora de navegación, lo que le permitía ajustar sus decisiones según las condiciones del mar y el clima.
Su llegada a Costa Rica en 1502
Durante su cuarto y último viaje al Nuevo Mundo, Colón llegó por primera vez a las costas de lo que hoy es Costa Rica, el 18 de septiembre de 1502. Desembarcó en la región del Caribe costarricense, específicamente cerca de la actual provincia de Limón, marcando así el primer contacto registrado entre los europeos y el territorio costarricense.
Conclusión: A pesar de no contar con tecnología moderna, Colón utilizó con gran habilidad los recursos disponibles en su época. Combinando la navegación por estima, la observación astronómica, y el conocimiento empírico del Atlántico, logró realizar cuatro travesías transoceánicas de forma exitosa. Su experiencia sentó las bases para la navegación marítima entre Europa y América durante siglos, y su paso por Costa Rica forma parte del legado histórico del país.