Al parecer, todos los turistas en Roma saben que la clave para regresar a la Ciudad Eterna es lanzar una moneda a la Fontana de Trevi y pedir un deseo.
El resultado: hordas de visitantes abarrotan el monumento barroco todos los días, se sacan selfies y apuestan por un viaje de regreso.
Ahora las autoridades están considerando un plan para gestionar el turismo en uno de los sitios más visitados de la capital italiana: un ticker de 2 euros (2,25 dólares) para acceder a una fuente al aire libre que siempre fue gratuita.
La propuesta del principal funcionario de turismo de la ciudad, Alessandro Onorato, surge después de que la ciudad italiana de Venecia probara este verano boreal una controvertida tarifa de acceso de 5 euros para los turistas. Debe ser deliberada por el Ayuntamiento antes de que entre en vigor, pero el alcalde de la ciudad, Roberto Gualtieri, ya expresó su apoyo.
Por su parte, la ministra de turismo de Italia, Daniela Santanchè, estaba abierta a un programa para controlar las visitas a la fuente similar al del Panteón. El Ministerio de Cultura italiano estrenó un sistema de tickets de 5 euros en el Panteón el año pasado.
“Dos euros es más o menos la misma cantidad que la gente arroja a la fuente para pedir un deseo”, dijo Onorato.
Las ciudades de todo el mundo están lidiando con la forma de gestionar el número cada vez mayor de turistas, que impulsan la economía pero pueden crear inconvenientes para los residentes al converger en los mismos sitios principales.
“Tenemos que evitar, especialmente en una ciudad de arte frágil como Roma, que demasiados turistas dañen la experiencia turística y dañen la ciudad”, dijo Onorato. “Necesitamos salvaguardar dos cosas, que los turistas no experimenten el caos y que los ciudadanos puedan seguir viviendo en el centro”.
“Ocurriría menos, o tal vez no ocurriría en absoluto, porque sabríamos el nombre y el lugar donde vive quien entrara. Se vuelve más complicado”, dijo.
Los críticos del sistema de tickets dicen que acordonar la fuente sería disruptivo.
“Moverse por las calles ya es muy desagradable debido a los numerosos cuellos de botella”, dijo Katie Parla, una autora y guía turística afincada en Roma que ha vivido en la ciudad durante más de 21 años. “No creo que los visitantes o los locales se beneficien de restringir una parte de la ciudad con mucho, mucho tráfico”.
Flavio Scannavino, director general del Hotel De’ Ricci, situado a un kilómetro y medio de la Fontana de Trevi, coincide en que es difícil moverse por la ciudad durante la temporada alta debido a la multitud de visitantes. Considera favorable que haya forma de regular mejor el flujo de tráfico peatonal, especialmente antes del Jubileo, pero califica de “mal gusto” cualquier tarifa propuesta para ver la fuente.
“No creo que sea justo que la gente tenga que pagar para disfrutar de esta belleza”, dijo, sobre la fuente inaugurada como una obra de arte público encargada por el Papa Clemente XII en el siglo XVIII.