La carreta del sentimiento , que tanto rodó, fue de mi abuelo Diego Herrera Fuentes y se la heredó a nuestro amado padre Everardo y como yo , que tengo algunos tornillos sueltos cuando murió este buen hombre , me inundé de tristeza y nostalgia .
Y para flotar tanta melancolía, decidí llevarla para estacionarla visiblemente en ese lugar mágico que es Eventos Luna Verde en La Guácima de Alajuela.
Esa carreta estacionada en la casa de antigüedades con sólo mirarla cuenta historia con su madera reseca y esas ruedas de hierro que recorrieron años de nuestra historia.
Anduvo por las calles de tierra del San Rafael de Alajuela de fines del siglo XIX y luego se topó con el lastre en parte de la siguiente centuria del XX .
Conoció un día el asfalto , llegó a ver a carros por nuestros caminos , se topó con infinidad de carretas , bueyes y jinetes a caballo , desde luego el tren al Puntarenas que recorrió nuestras líneas a principios del siglo XX .Vio las casas de barro de adobe , bahareque, madera y más tarde las de block , los sembradíos, potreros , cercas de piedra ,piñuela y un día llegó el alambre de púas.
También le tocó moverse en la oscuridad , ver las ventanas y puertas rendijas alumbradas por candelas o lámparas , hasta que de a poco llegó la electricidad con los bombillos amarillos y un día en los años 70 los primeros faroles de alumbrado público .
Se vio andar entre decenas de carretas , saludar con alegría o con reservas a otras que se movían a su manera , pero sobre todo que cada una generaba sus propios chillidos al moverse como si tuvieran voz propia .
Fue nuestro único transporte familiar en la infancia y la juventud , lugar de juegos y trabajo .A esta carreta debería verla más , acercarme y sentarme silencioso sobre su noble y fuerte madera para así en la quietud , me cuente historias de sus viajes , de los caminos andados a brincos y saltos.
Quizá me traiga las voces de la gente querida con los que anduvo , vio y que desfilaron en su presencia .
Talvez si cierro mis ojos me tenga confianza y se suelte a decirme tanto que vio en su tiempo que parece muy largo , pero que a lo mejor para ella fue muy corto.
Mi papá vivió 92 años y manifestada que todo había sido muy veloz.
A esta carreta me fascinaría escucharla hablándome de mis abuelos paternos Diego, Liberata , la bisabuela Mercedes (que tanto decía papá lo consentía en su infancia ) que nunca los conocí físicamente , solo por los relatos en casa , de la gente que hablaban mis padres y los que yo observé de niño y después .
También de mis abuelos maternos como Hernán Soto que no conocí y más de mi abuela Paulina , la única que vi , pero a mis nueve años de niño , me mostró que morirse es desaparecer para siempre , aunque ella siempre viaja en mi alma y mis oraciones la acompañan desde entonces .
Me encantaría que me hablara de tantas personas que vi de niño y que partieron para quedar sus restos en el cementerio de La Cañada , que me cuente de travesuras que vio y las inolvidables fiestas de San Rafael de Alajuela, los 24 de octubre .
Me gusta ejercitar la memoria para verlos desfilar algunas de las personas que se fueron , recordarlos y tenerlos presentes.! Debería ser más amigo de esta carreta y que me lleve en silencio por los caminos de su historia , parte que también es nuestra !! Cierro mis ojos y viajo !
Everardo Herrera Soto