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Ismael Mayo Zambada García, el legendario líder del cártel de Sinaloa, ha sido detenido este jueves en El Paso, Texas. 

La detención del emblemático narcotraficante, quien no había pisado una cárcel en décadas de vida criminal y cuya cabeza tenía una recompensa de 15 millones de dólares, se produjo en un aeropuerto privado de la ciudad fronteriza con México. 

La aprehensión fue adelantada por el semanario Zeta de Tijuana y confirmada por dos fuentes del operativo a la agencia Reuters. 

Las autoridades también tienen en custodia a Joaquín Guzmán López, uno de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán, por quien se ofrecía cinco millones de dólares de recompensa.

“El Departamento de Justicia tiene en su custodia a dos supuestos líderes del cartel de Sinaloa, una de las más violentas y poderosas organizaciones del mundo”, ha señalado el fiscal general Merrick Garland en un comunicado. Alejandro Mayorkas, el secretario de Seguridad Interior, enmarcó la operación dentro de los esfuerzos de la Administración de Joe Biden y Kamala Harris en el combate al fentanilo. Anne Milgram, la directora en funciones de la Administración de Control de Drogas estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés), ha considerado la operación como “un golpe al corazón del cártel”. Ninguna de las autoridades menciona en sendos comunicados al Gobierno de México. Este también ha permanecido en silencio tras la caída de uno de sus capos más famosos.

El Mayo Zambada, nacido en Culiacán hace 76 años, era requerido por las autoridades estadounidenses desde hace décadas. Su nombre aparece en al menos cinco amplias causas judiciales abiertas entre 2003 y 2016 en tribunales federales del país. En todas aparece acusado de facilitar el tráfico de cocaína y marihuana al territorio estadounidense y de heredar el imperio criminal una vez que se detuvo y procesó a Joaquín El Chapo Guzmán, quien desde 2019 purga una pena de cadena perpetua en una prisión de máxima seguridad en Colorado.

La búsqueda del capo se intensificó con la cruzada que las autoridades estadounidenses han realizado para combatir la llegada de fentanilo al país. Washington ha apuntado a las grandes organizaciones mexicanas, en especial a la que opera en Sinaloa, de traficar con el potente opiáceo que ha causado una emergencia sanitaria con más de 100.000 muertes al año. En febrero, los fiscales abrieron una nueva causa contra Zambada por la fabricación y distribución de la droga, que se ha convertido en la principal causa de fallecimientos para las personas de entre 18 y 45 años.

“El fentanilo es la droga más mortal que nuestro país ha enfrentado, y el Departamento de Justicia no descansará hasta que todos los capos, miembros y asociados de los cárteles paguen por envenenar nuestras comunidades”, señala Garland.

El Mayo y Guzmán López se suman a una creciente lista de líderes del cártel de Sinaloa y otros miembros que están enfrentando a la justicia en Estados Unidos. La DEA ha perseguido en especial a Los Chapitos, la célula que heredó las operaciones del cártel después del arresto de El Chapo en 2016. Entre estos se encuentran Ovidio Guzmán López, extraditado a Estados Unidos en septiembre pasado, y Néstor Isidro Pérez Salas, conocido como El nini, considerado como uno de los jefes de sicarios de la organización.

Este jueves, algunos medios informaron que Ovidio Guzmán, de 34 años, dejó de aparecer el 23 de julio en el sistema de la Oficina federal de Prisiones. Su abogado, Jeffrey Lichtman, ha confirmado a EL PAÍS que Guzmán López ha sido trasladado a una cárcel diferente que no es administrada por esa institución, pero que sigue en custodia de las autoridades. Su hermano Joaquín comparecerá frente a un tribunal federal de Chicago en los próximos días. No está claro de a qué distrito judicial llevarán a Zambada.

A pesar de su largo historial criminal, la agencia antinarcóticos de Estados Unidos destaca de Mayo Zambada algo único. “A pesar de que ha dedicado toda su vida adulta a ser un gran traficante de drogas, no ha pasado un solo día en prisión”, señala la organización. Hace 14 años, la DEA ofrecía cinco millones de dólares de recompensa.

Su vida a salto de mata es material de leyenda. En abril de 2010, Zambada hizo llevar a su casa al periodista Julio Scherer, uno de los decanos de la prensa mexicana y fundador de la revista Proceso. El encuentro se dio en una casa rústica perdida en el monte y distó de ser una entrevista, pues el narcotraficante se mostró reacio a responder las preguntas del reportero de 83 años. “Sobrepasa el 1.80 de altura y posee un cuerpo como una fortaleza”, escribió Scherer en su libreta. Zambada dio algunos detalles de su vida personal. Tenía una esposa, cinco mujeres, 15 nietos y un bisnieto. Y también le compartió uno de sus más grandes temores. “Me da pánico de que me encierren”, le confesó.

El mayor de sus hijos, Vicente Zambada Niebla, fue detenido por las autoridades mexicanas en 2009 acusado de delincuencia organizada y fue extraditado a Chicago en 2013. Vicentillo, como le llaman, se declaró culpable y colaboró con las autoridades. Fue sentenciado a 15 años de prisión en mayo de 2019. Su testimonio fue clave para que los fiscales pudieran condenar a El Chapo Guzmán. En mayo de 2021, las autoridades penitenciarias de Estados Unidos admitieron que Zambada Niebla ya había salido de la cárcel y estaba en libertad vigilada, con la condición de no poder viajar a México en cinco años.

El narcotráfico ha sido un negocio familiar para los Zambada. Otro de los hijos de El Mayo, Isamel Zambada Imperial, conocido como El Mayito Gordo, se encuentra en prisión después de haberse declarado culpable de tráfico de drogas ante una corte federal de California en 2021. Ismael Zambada Sicairos, apodado Mayito Flaco, sigue prófugo.

El Mayo se afianzó en la cúpula de la organización, junto a El Chapo y Juan José Esparragoza, El Azul, gracias a sus contactos con los capos colombianos, quienes le confiaban cocaína, heroína y metanfetaminas para moverlas al mayor mercado del continente, los Estados Unidos. Los fiscales aseguran que estas operaciones le han generado una fortuna de varios “miles de millones de dólares”.

Durante el juicio contra el El Chapo, Zambada Niebla explicó que entre sus tareas estaba reunirse con altos mandos del Ejército, entre ellos los generales Roberto Miranda y Marco Antonio de León Adams. Bajo juramento declaró que su padre llegaba a tener un presupuesto de hasta un millón de dólares para pagar sobornos y mordidas a autoridades mexicanas. En su testimonio señaló que el general Humberto Antimo Miranda visitó a El Mayo a inicios del Gobierno de Felipe Calderón (2006-2012).

El Mayo Zambada era considerado el estratega de la organización, un capo de la vieja escuela que, a diferencia de otros miembros del cártel, evitaba actuar con la cabeza caliente. Su uso de la violencia no era tan extendido como el de otros narcotraficantes, aunque ordenaba secuestros y homicidios para mandar un mensaje claro a sus rivales y compañeros.

  

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