El próximo lunes 5 de febrero arranca el juicio contra el futbolista brasileño Dani Alves, quien enfrenta un acusación por presunta violación.
Alves lleva más de un año en prisión en Barcelona (España).
En el juicio, se espera que declaren un total de 22 testigos , incluyendo al propio Alves, así como a peritos que explicarán los informes médicos de la víctima y los daños que sufrió.
También se visionarán imágenes captadas en la puerta de la discoteca y por agentes de los Mossos d'Esquadra (Policía) que acudieron a atender a la mujer. Pero sobre todo, se presentará una batería de pruebas que no habrían sido preservadas sin la decisiva actuación de los agentes.
Los Mossos d’Esquadra (Policía) preservaron el baño de la discoteca Sutton en el que supuestamente ocurrió la supuesta violación cometida por el futbolista Dani Alves la misma noche de los hechos.
Lo hicieron dos días antes de que la joven de 23 años denunciara los hechos, el 2 de enero. Colocar ese precinto policial –una simple pegatina adosada a la ranura de la puerta que se hubiera roto si alguien la abría– garantizó a los investigadores que nadie contaminara ese espacio. Así, la policía científica halló indicios biológicos –restos de semen y huellas dactilares– que fueron decisivos para acusar al futbolista de violación y descartar la tesis del consentimiento. Un simple precinto en la puerta de los aseos fue clave en la acusación contra el futbolista.
El pasado mes de julio, tras su investigación, la magistrada del Juzgado de Instrucción 15 de Barcelona decidió procesar al futbolista por agresión sexual y le impuso una fianza de 150.000 euros. Y en esta decisión fueron clave los restos biológicos y los informes forenses.
También se visionarán en el juicio, las grabaciones de las cámaras del reservado permitieron conocer lo que ocurrió esa noche y coinciden con el testimonio de la mujer.
Demuestran que Dani Alves la convenció para acompañarlo a otra sala VIP que resultó ser un baño. Durante 17 minutos, ninguno de los dos aparece en las imágenes de seguridad del Sutton, por lo que es totalmente verídico que estuviesen en un baño donde el exjugador del Barcelona la podría haberla insultado, golpeado y violado, según indicó ella en la declaración. Alves, según la abogada de la víctima no usó preservativo.
El futbolista abandonó el baño y se fue a la barra a pedir una copa. La joven, visiblemente afectada también acudió a la barra donde estaban su prima y su amiga para susurrarles al oído lo que había ocurrido. La mujer informó de lo sucedido al personal de seguridad de la discoteca, que activó el protocolo pertinente en estos casos y avisó a la policía catalana.
El rápido servicio nocturno de una unidad especializada en delitos sexuales permitió preservar las pruebas en el caso. “Por suerte salió de la discoteca en ambulancia y fue directa a la Unidad Central de Agresiones Sexuales (UCAS). Entonces, a diferencia de la mayoría de las víctimas de violencia sexual, quienes, por disgusto, lavan su ropa interior, ella no tuvo tiempo de pensar en eso. Rápidamente fue atendida y se recogieron las evidencias”, según la letrada de la joven. La abogada asegura que la joven, de 23 años, no bebió alcohol la noche del presunto ataque, lo que “facilitó los recuerdos del episodio”. Muchas víctimas debido a su estado de embriaguez tienen lagunas pero ella recordaba todo de principio a fin.
Las pruebas podrían haber desaparecido
Ese rápido trabajo de los agentes evitó que se eliminaran o contaminaran pruebas decisivas. Entre la violación y la denuncia pueden pasar meses por el estado mental o el miedo de la víctima y eso hace que a veces se pierdan pruebas. Por ese motivo, la UCAS comienza a investigar las agresiones sexuales en cuanto tiene conocimiento de estas, de oficio, sin esperar a que la víctima presenta una denuncia que sí será indispensable para perseguir judicialmente el delito.
Por eso, los agentes de la Policía científica comenzaron de inmediato a analizar el habitáculo donde se produjo la agresión. La misma noche de los hechos, los agentes hallaron hasta siete huellas dactilares de la víctima y restos de semen en el suelo. La víctima denunció el 2 de enero. Días después, se confirmaba que los restos de semen encontrados en el interior de la víctima tenían el mismo perfil genético que la muestra entregada por el futbolista brasileño. También los que se hallaron en el vestido de la víctima y en el suelo del baño de la discoteca donde en teoría se produjo la agresión.
Esos restos biológicos se habrían perdido si el baño no hubiera sido precintado: otras personas habrían entrado a usarlo y, sobre todo, trabajadores de mantenimiento lo habrían limpiado horas después. Unas evidencias que obligaron a Alves a cambiar su versión y admitir que hubo penetración. No obstante, su defensa insiste en jugar la baza del consentimiento y en -un último giro- la del alcohol como atenuante.
Gracias a este "blindaje", huellas dactilares, pruebas de ADN y la herida de la víctima complican y mucho su defensa. Tal vez por ello, la letrada del futbolista trabaja a marchas forzadas para lograr un acuerdo de conformidad que permita a su cliente eludir el banquillo. Las negociaciones se han retomado y ninguna de las partes descarta la posibilidad de un pacto "in extremis".
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