En Uruguay hay una preocupación creciente por la falta de lluvias que ya se extiende por varios meses y que afecta a gran parte del país.
El país charrúa perderá al menos 1.800 millones de dólares a causa de la prolongada sequía, admitió el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Fernando Mattos, quien describió el panorama que afronta el agro y la industria nacional en consecuencia como el más difícil en los últimos 30 años.
El número de la pérdida, que aumentará si no se registran lluvias considerables en las próximas semanas, es mayor a la suma de todas las pérdidas que el país vivió como consecuencia de la canículas en las últimas tres décadas. Cabe recordar que actualmente se atraviesa la 13 emergencia agropecuaria en de los últimos 14 años.
Los 1.800 millones de dólares no incluyen las mermas inducidas derivadas de la sequía. El viernes pasado, el presidente de la Cámara de Industria del Uruguay (CIU), Fernando Pache, estimó un fuerte golpe para la actividad industrial nacional debido a que gran parte de la misma procesa bienes agropecuarios.
Mattos afirmó que los efectos se sentirán, además, en los próximos años con, por ejemplo, una baja en la natalidad de terneros. “Tendrá consecuencias dentro de tres años, por menor oferta de hacienda para faenar y de carne para exportar", dijo.
El presidente de la Asociación Rural del Uruguay (ARU), Gonzalo Valdés, había proyectado un panorama similar en diálogo con este medio. "El impacto va a ser para los criadores sobre la primavera - otoño del año que viene. Esto va a terminar afectando también las faenas, ya estamos hablando así del año 2025, 2026 y quizás algo del 2027", señaló. Y agregó que "en lo que tiene que ver con la agricultura ya podríamos hablar de una de una zafra de verano fracasada".
El impacto de la sequía en los cultivos de soja, que a mediados de febrero estaban ya arruinados en un 60%, será determinante también en el golpe a las exportaciones ya que el rubro representó uno de los récords del año pasado, con casi 2.000 millones de dólares.
La estructura forrajera también está afectada por la sequía. El ministro Mattos reportó las dificultades que existen para recomponerla, ya que tampoco se pudo sembrar a pesar de que se cuenta con un amplio volumen de semillas, las cuales también registraron un aumento de precios.
Ante la falta de alimento animal, algunos productores se “desprenden” de sus vacas de cría, repercutiendo en un mercado ganadero “sobreofertado”, de allí que varios cortes de carne estén experimentado una baja en los precios al consumidor. En el último Índice de Precios de Consumo (IPC), la carne fue uno de los rubros con mayor descenso.