Agustín Navarro sin duda debe llevarse el gesto deportivo del año por su enorme caballerosidad en el mundo del ciclismo. Sucedió en el Gran Premio Santa Bárbara de ciclocross. Navarro enfiló el último medio kilómetro y vio como un poco por delante Ismael Esteban trataba desesperadamente de llegar a la meta con la bicicleta al hombro tras sufrir una avería.
Agustín podría haberle adelantado fácilmente: Ismael estaba agotado y además no es nada fácil correr con las zapatillas de ciclismo, al llevar en la suela las calas de los pedales. Sin embargo no lo hizo. En vez de eso, se situó detrás de Ismael animándole a no desfallecer, pues otro corredor asomaba ya en la recta de meta.
Finalmente, Ismael entró y logró la tercera posición tras una carrera llena de adversidades que fueron, siquiera en parte, compensadas, por el gesto de su rival. Y es que este corredor sufrió primero un pinchazo cuando iba encabezando la prueba, lo que hizo que fuese rebasado por otro corredor, y luego una avería que le relegaba a la tercera plaza. Para colmo, a un kilómetro de meta su bicicleta se estropeó definitivamente. Enrabietado, se echó la bici al hombro para intentar al menos subir al podio, y ahí surgió el gesto de Agustín.
Luego Ismael quiso que fuese Agustín el que se quedase con el premio que acreditaba al tercer clasificado, pero éste se negó. Como explicó con naturalidad, su gesto fue ‘lógico’, ya que Ismael había sido superior en toda la prueba y no era justo que quedase relegado por tanta desgracia. Ambos corredores recibieron el homenaje del numeroso público que aguardaba en la meta, y que presenció tanto el gesto como el diálogo entre los dos durante esos eternos metros.