El Al-Nassr es un club que milita en la Liga Profesional Saudí (Primera División de Arabia Saudita), cuyas instalaciones se ubican en la ciudad de Raid. Fundado en el año 1955, es el segundo equipo más ganador de la historia del fútbol nacional (9 títulos), detrás del Al-Hilal (18 trofeos). Fue el primer campeón de la liga local, en la temporada 1975/76.
Cristiano tendrá la posibilidad de volver a jugar la Champions League, pero del continente asiático: se trata de la Liga de Campeones de la AFC, título que el Al-Nassr aún no ha logrado conseguir.
¿Quién el dueño del Al-Nassr que pagará al portugués el mayor sueldo en la historia del fútbol?
Mohammad bin Salmán bin Abdulaziz Al Saud, de apenas 37 años (nacido el 31 de agosto de 1985) y actualmente heredero al trono de Arabia Saudita, es el propietario del Al-Nassr. El príncipe, recientemente nombrado Primer Ministro de su país, es también dueño del Newcastle de la Premier League de Inglaterra, y se encuentra al frente del Fondo de Inversión Pública local. Además, es miembro de la Casa de Saud, la familia real más poderosa y adinerada del mundo.
Amnistía Internacional (AI) llegó a pedir una reunión urgente con la Premier League tras la compraventa del Newcastle United y denunció que el club inglés había sido adquirido por un fondo saudí ligado al gobierno del país, puesto en duda por sus crímenes contra los derechos humanos como el descuartizamiento del periodista Jamal Khashoggi en la embajada saudí en Estambul.
La Premier League explicó entonces que recibió “garantías judiciales” de que Arabia Saudí no controlará el club, por lo que daban luz verde a la operación. Sin embargo, las sombras sobre el nuevo dueño del Newcastle y Al-Nassr son demasiado alargadas.
El lado oscuro del nuevo dueño del Al-Nassr y el Newcastle
Mohammed bin Salman tiene el dinero por castigo y una escandalosa vida pero, sobre todo, un crimen que arrastra sobre sus espaldas desde 2018. Y es que los informes de la inteligencia estadounidense le apuntan directamente de ser el cerebro del plan que acabó con el asesinato a sangre fría al periodista Jamal Khassoggi, a manos de agentes saudíes, antes de despedazarle durante una visita a la embajada del país en Estambul.
Desde que se convirtió en el líder de facto de Arabia Saudí en 2015, fue alabado por los medios internacionales, con multitud de informes y reportajes centrados en sus reformas económicas y sociales. Cambiar la imagen del ultraconsevador reino fue desde un principio el objetivo del príncipe saudí y en 2021 incluso realizó una gira por los Estados Unidos adornada y publicitada con portadas de la revista Time Magazine y con entrevistas en CBS y Bloomberg. Pero solo tres años más tarde, el caso Khashoggi cambiaba el enfoque hacia su lado más oscuro. El que incluye el encarcelamiento de críticos y activistas de derechos humanos, miles de muertes de civiles en Yemen y un rápido aumento en el número de ejecuciones desde su llegada al poder.
De la guerra de Yemen a las mujeres al volante
Cuando el rey Salman llegó al trono en enero del 2015, nombró al príncipe Mohammed bin Salman como ministro de Defensa, toda una sorpresa dada la edad del príncipe entonces, 29 años. Tan sólo un mes después, impulsó una guerra contra rebeldes chiítas en Yemen, que sigue a día de hoy. Las organizaciones de derechos humanos siguen acusando a Salman de ordenar el bombardeo indiscriminado de hospitales y escuelas causando la muerte de civiles, muchos de ellos niños.
En el año 2017, Mohammed bin Salman pasó a ser el príncipe heredero. Con todo el poder en sus manos y desde esta tribuna impulsó medidas populistas para atraerse la simpatía internacional y el apoyo de la población más joven. Entre ellas destacó el levantamiento de la prohibición de conducir impuesta a las mujeres del ultraconservador reino. Fotos de mujeres con abayas negras detrás del volante corrieron como la pólvora en las redes sociales arrancando simpatías en el exterior. Sin embargo, mientras con una mano difundía imágenes de mujeres viendo partidos de fútbol o yendo al cine por primera vez en décadas, con la otra ordenaba el encarcelamiento de activistas que peleaban por los derechos de la mujer
Asimismo, Mohammed alentó inversiones internacionales, se reunió con personalidades del mundo empresarial en Estados Unidos y organizó una conferencia de negocios en el Ritz Carlton de Riad. El mismo hotel que se convertiría semanas después en una prisión de lujo. El Gobierno saudí arrestó en noviembre de 2017 a 11 príncipes y 38 políticos, entre ellos 4 ministros, en una purga que, según las autoridades del reino, estaba motivada por la corrupción. Tras ser liberados, los detenidos tuvieron en traspasar al Estado parte de sus bienes. Con esta operación el príncipe heredero desterraba a sus posibles adversarios y tomaba el mando del aparato de seguridad.
Todos estos hechos, sumados a la desaparición del periodista, sacaron a la luz sus sombras.
Una lujosa vida y caprichos inconfesables
El príncipe heredero de Arabia Saudí, de 36 años, y su familia cuentan con una fortuna de 320.000 millones de euros, once veces superior a la de Sheikh Mansour. El dueño del City podía presumir, hasta ahora, de ser el propietario más rico del fútbol mundial.
MBS’ tiene una interminable lista de ceros en su cuenta bancaria y no duda en gastar su dinero. En 2015 compró y convirtió el Chateau Louis XIV, a las afueras de París, en la vivienda más cara (230 millones) de la historia. El castillo cuenta con tres piscinas, 30 habitaciones, tres piscinas, ‘spa’, cine, discoteca, dos viñedos... y el único acuario subterráneo privado de Europa.
No es, ni mucho menos, el único lujo que atesora Mohammed bin Salman. También le pertenece el cuarto yate más caro del planeta. ‘Serene’, como le rebautizó, está valorado en 485 millones de euros y cuenta con 133 metros de eslora. Dispone de piscina, teatro, rocódromo, helipuerto y hasta un garage donde guardar... ¡un submarino!
La mayor ostentación, sin embargo, cuelga de una de sus paredes. El príncipe heredero de Arabia Saudí también es propietario del cuadro más caro de la historia. En 2017 adquirió el ‘Salvatore Mundi’, de Leonardo da Vinci, por 389 millones de euros y lo trasladó al yate.
Además se le atribuye, entre sus muchos excesos, una ‘fiesta sin límite’ en una isla privada de Las Maldivas en 2015. ‘MBS’ habría trasladado a 150 mujeres procedentes de Rusia y Brasil -previamente las sometió a un examen médico para descartar enfermedades de transmisión sexual- y contrató a artistas como el rapero Pitbull, el DJ Afrojacko o al famoso Psy (Gangnam Style). Pagó 5.000 dólares extras a los 300 empleados del ‘Velaa Private Island’ para sellar su silencio... pero fracasó.
Pero lo que se le cuestiona de Mohammed bin Salman no es su opulencia, sino sus actuaciones desde que en 2015 comenzara su carrera política como Ministro de Defensa y el peligro que supone para el futbol Europeo en el que quiere extender sus tentáculos.
¿Acabarán los jeques por cargarse el fútbol europeo tal y como lo conocemos?
Fuente: La Razón
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