Aún con el resultado a favor, hay que poner las cosas en perspectiva: el guardameta rival fue el más determinante para Costa Rica. Tuvo participación directa en los cuatro goles recibidos. Esa realidad obliga a mirar el marcador con mesura y no confundirlo con una señal de solidez.
Aún con todo, Costa Rica mantiene esa aura competitiva que aparece en los momentos clave, pero el nivel mostrado dista mucho del necesario para afrontar lo que viene.
Dependemos de nosotros mismos, sí, pero ganar en Curazao ante Haití será una tarea compleja, y si salimos avante del caribe, todo apunta a que el boleto directo se definirá en un clásico centroamericano, siempre vibrante e intenso frente a Honduras.
Es imposible de obviar lo caro que nos puede costar haber cedido el (aparentemente) único punto que va a sumar el equipo pinolero, aunque enhorabuena para nosotros si logra convertirse en traspié de alguno de nuestros rivales directos.
Las dudas persisten: lecturas de juego confusas, variantes tácticas cuestionables y alineaciones que parecen responder más al instinto que a la planificación. El marcador se consiguió, y eso vale en una eliminatoria; pero también era una obligación mínima, por no decir básica. Esta victoria sirve más para levantar el ánimo que para presumir de evolución futbolística.
Lo importante ahora será transformar este respiro en convicción y empezar, de una vez por todas, a jugar como un equipo que realmente aspira a estar y trascender en la justa por excelencia del deporte rey.
A continuación, las evaluaciones individuales:
1. Keylor Navas: (6.5)
Inédito. Partido sin mayores sobresaltos para el capitán, prácticamente un espectador más durante largos tramos del juego. En el gol, nada que reprocharle, pero resulta difícil elevar la nota cuando el único remate que recibió terminó en el fondo.
8. Joseph Mora: (6.5)
Discreto. Le faltó atrevimiento por su banda, donde se mostró más cauto de lo esperado. Su acción más destacada llegó en el primer gol, con un saque de banda rápido que sorprendió a la zaga rival y terminó siendo el inicio de la jugada que abrió el marcador. Sin embargo, en su función de carrilero continúa dejando la sensación de que puede y debe ofrecer más peso ofensivo.
15. Francisco Calvo: (7.5)
Salvado por la chilena. Responsable directo en la acción del gol nicaragüense: su cobertura fue endeble, impropia de un jugador con su jerarquía y recorrido. En otras noches ha portado el brazalete y se espera de él esa templanza de capitán que hoy pareció ausente. Sin embargo, su espectacular gol de chilena terminó borrando —al menos parcialmente— el error previo. Aun así, su rendimiento ha venido a menos en los últimos meses, y la Sele necesita recuperar la versión más sólida de Calvo para el cierre de la eliminatoria.
4. Juan Pablo Vargas: (7)
Correcto: En una noche con poco trabajo defensivo, cumplió sin sobresaltos. No fue un partido para el lucimiento individual, pero respondió cuando fue necesario. En algunos pasajes asumió la responsabilidad de liderar la salida desde el fondo, aunque con escaso apoyo y sin lograr darle un giro más creativo a la construcción del juego.
19. Kendall Waston: (8)
Imponente. Su potencial aéreo volvió a ser un recurso de peso, aunque no siempre lo aprovechamos como corresponde, esta vez por dicha lo invocamos. Fue clave en dos acciones puntuales: primero, al ganar el tiro de esquina que derivó en el segundo gol de Alonso Martínez, y luego su cabezazo provoca el entrevero en el área que terminó facilitando la chilena de Calvo. Su presencia en el juego aéreo sigue siendo una de las armas más peligrosas de la Sele, y conviene seguir explotándola.
20. Haxzel Quirós: (5.5)
Temeroso: En una noche que pedía atrevimiento, Quirós se mostró excesivamente cauto. Era un partido ideal para soltarse por la banda y generar profundidad, pero terminó ofreciendo poco en ataque: sin desdobles, sin centros y sin presencia ofensiva. Llamó la atención la decisión técnica de apostar por él en lugar de Carlos Mora, quien parecía mejor perfilado para un encuentro donde se necesitaba mayor proyección al frente, cualidad principal de un Mora al que se ha tratado de reconvertir por todas las vías a un lateral y a quién no se le dio la oportunidad en quizá el partido en el que más se necesitaba de sus características.
2. Aarón Murillo: (7.5)
Revelación: Tras los elogios recibidos por su actuación ante Honduras, repitió titularidad esta noche en el INS Estadio. Aportó dinamismo y gran despliegue físico, abarcando mucho terreno y convirtiéndose en un eje importante del mediocampo, aunque sin destacar en la generación de juego. Su salida por lesión fue una pena, aún así dejó claro que es una grata aparición de cara al cierre de la eliminatoria.
10. Josimar Alcócer: (9)
Eléctrico: De lejos, el jugador más incisivo y desequilibrante del equipo. Cada vez que acelera, algo ocurre: desborda, desdobla, baja, recupera y vuelve a arrancar con una energía inagotable. Su movilidad y picardía lo convierten en un dolor de cabeza constante para las defensas rivales. Constantemente punto alto, y esa constancia le hace inamovible del tramo ofensivo.
11. Kenneth Vargas: (7)
Solidario: Mostró buena disposición y compromiso, aportando en labores defensivas, fuera de su zona habitual, ese sacrificio habla bien de su entrega, aun cuando en el gol rival su cobertura no haya sido buena. En ataque sigue mostrando desborde y potencia, pero le falta afinar la toma de decisiones en el último tercio para que sus intervenciones se traduzcan en jugadas de verdadero peligro.
9. Manfred Ugalde: (8.5)
Reivindicado: Después de un partido gris en Honduras, donde cargó sin éxito con el peso ofensivo, hoy volvió a ser el referente que todos esperan. Retomó su sociedad con Alonso Martínez y fue clave en la generación del primer gol. Se mostró lúcido, con buena lectura del juego y decisiones acertadas en los metros finales. Solidario y siempre participativo, ofreció una versión mucho más cercana al nivel que viene mostrando en su club y al que la Sele necesita de aquí en adelante.
12. Alonso Martínez: (9.5)
Determinante: El jugador más influyente de la Sele. Abrió el marcador con una acción de pura picardía y velocidad, anticipándose al defensor cuando la jugada parecía inofensiva. En el segundo tanto, su toque sutil desvió lo justo para que el balón cruzara la línea, y en el tercero fue quien presionó con una intensidad feroz, provocando el error del portero que terminó en el gol de Ugalde. Una actuación brillante de principio a fin, incomprensiblemente interrumpida al ser sustituido en el tramo final, como ya había ocurrido ante Honduras.
Cambios:
17. Warren Madrigal: (5.5)
Intrascendente. Entró en un tramo del juego en el que la posesión ya era de Nicaragua y el equipo nacional había perdido profundidad. Sus pocos minutos en cancha no bastaron para generar peligro ni influir en el desarrollo ofensivo.
13. Allan Cruz: (5.5)
Limitado. Su ingreso buscaba equilibrar el mediocampo, intentó dar estabilidad en la zona, pero sus esfuerzos no alcanzaron para recuperar el control del juego ni para ofrecer profundidad. Su aporte fue más bien discreto y sin mayor influencia en el desarrollo del partido.
6. Guillermo Villalobos: (6.5)
Guerrero: Ingresó para asumir la tarea de reemplazar a Aarón Murillo, aunque su estilo es distinto: menos movilidad, pero más oficio en la marca. Mostró carácter y coraje, interrumpiendo el juego rival en momentos clave y aportando sacrificio en la contención. Aun así, su aporte resulta insuficiente dada las necesidades que genera un mediocampo tan despoblado como el que propone el técnico mexicano.
DT. Miguel Herrera: (8)
Incomprensible. Sigue dejando dudas con sus planteamientos y decisiones. Se contradice en sus convocatorias, sus alineaciones dejan dudas incluso frente a su misma tendencia y da la impresión de estar lejos de la identidad futbolística que históricamente ha caracterizado al equipo patrio.
Su lectura de juego continúa siendo deficiente, y los cambios, tanto tácticos, como de rendimientos, suelen carecer de lógica o de sentido estratégico. A nadie se le puede olvidar que este triunfo, más que motivo de orgullo, era una obligación básica.