El par tres del hoyo 16 del Stadium course de Phoenix está rodeado de un espectacular anfiteatro en el que miles de personas aclaman a los jugadores cada vez que ejecutan sus golpes.
El sonido cada vez que eso ocurre es atronador y los decibelios crecen en función de la categoría del impacto. Si la bola queda cerca del hoyo el griterío de los aficionados resulta ensordecedor. Es sin duda la bandera más emblemática de este espectacular campo de Arizona.
Pero lo que se vivió este fin de semana se va a recordar para siempre. El jugador estadounidense Sam Ryder -apellido muy golfístico por otra parte- llegaba al tee del 16 con un más dos en su tarjeta. Ejecutó el golpe desde el tee y el green la abrazó como si fuera suya y la empujó con suavidad hasta el hoyo.
La celebración del público se escuchó desde la capital del Estado de Arizona. Lo que ocurrió después fue inaudito. Desde las gradas del anfiteatro empezaron a llover botellas y latas de cerveza. Nunca se había visto algo así. Mientras tanto un emocionado Ryder se echaba en brazos de su cadie. Ya es parte de la historia de este campo.
MÁS INFORMACIÓN