Cumplió Estados Unidos los pronósticos, que pese a ciertas dudas volvían a colocarla como la selección favorita para ganar el oro olímpico una vez más, y no dio opción a Francia en la final de Tokio. Le ganó a Francia 87-82.
El jugador de Brooklyn Nets Kevin Durant, con 29 puntos, fue el motor del equipo estadounidense, que conquista su cuarto título olímpico consecutivo y el decimosexto en veinte ediciones del torneo masculino en los Juegos. Por su parte, Francia logra su tercera plata olímpica emulando los éxitos de 1948 y 2000.
Ni siquiera un inicio al ralentí de los norteamericanos, acostumbrados a arrancar así sus partidos en tierras japonesas, puso en peligro el triunfo ante la selección más seria del torneo. Los europeos saltaron a la pista con el cuchillo entre los dientes, espoleados por la victoria que consiguieron ya ante los estadounidenses en la fase de grupos, pero los de Popovich, incluso haciendo un 0 de 8 en triples en el inicio, sacaron a relucir su talento y su facilidad para anotar y se apuntaron el primer cuarto por 18-22.
Ante la mejor selección europea en tierras japonesas, Estados Unidos demostró una vez más que juega a otra cosa. Frente a los trabajados ataques galos, que buscaban trabajosamente abrir caminos a la canasta rival, los defensores del título nunca perdieron de vista el aro. Si Francia candaba su zona y les impedía combinar con comodidad, las acciones individuales de los Tatum o Durant eran la llave para que los de Popovich siguieran sumando con fluidez. Y por si eso fuera poco, su acierto desde el perímetro dejó de ser un problema. Hubo un momento, mediado el segundo cuarto, que pareció que el partido se le escapaba a Francia, pero la inspiración de Fournier, De Colo y Gobert lo impidió. Al descanso se llegó con 39-44 y con la sensación de que los galos seguían muy vivos.
Tras el descanso y un buen inicio de Durant, que volvió a estirar el marcador, el trabajo de Francia ajustó el choque. No aún en el tercer cuarto, pero sí al inicio del último, cuando los galos llegaron a ponerse a tres puntos. Sin embargo, no fue más que un espejismo, pues cada vez que sentían cerca el aliento del rival los estadounidenses subían una marcha y volvían a distanciarse en el marcador.
Se mantuvo la incertidumbre hasta los últimos segundos del partido, pues pese a todo Francia no quiso rendirse y llevó de nuevo el choque a los tres puntos de distancia a falta de diez segundos. Pero los de Popovich tenían el partido bajo control y no fallaron en el momento clave, cerrando el partido 82-87, vengando la derrota inicial ante los franceses en la fase de grupos y colgándose un nuevo oro en los Juegos Olímpicos, el cuarto consecutivo y el decimosexto en toda su historia.
Fuente: Diario ABC España