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Con medalla de oro la gimnasta brasileña Rebeca Andrade hace historia de la grande para su país y latinoamérica

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Rebeca Andrade hizo historia otra vez este domingo. Ganó la primera medalla de oro de Brasil en gimnasia artística femenina en los Juegos Olímpicos, durante una competencia de salto.

La brasileña tuvo un promedio de 15.083 puntos en la disputa, la única entre los competidores que logró estar por encima de los 15.000. La estadounidense Mykayla Skinner ganó la plata (14,916). El bronce fue para el surcoreano Seojeong Yeo (14.733).

El jueves (29/07), Rebeca ya había logrado una hazaña sin precedentes: la primera medalla de Brasil en gimnasia artística femenina en los Juegos Olímpicos. En esa fecha, ganó la plata en general.

Se convirtió en la primera latinoamericana en ganar una medalla en el “all-around” de gimnasia en unos Juegos Olímpicos.

Aunque Brasil tiene una fuerte tradición en la gimnasia artística, ganando varias medallas de oro en campeonatos mundiales y participando en finales olímpicas, además de dominar el deporte en América del Sur, el país nunca había ganado una medalla femenina en los Juegos Olímpicos hasta el último jueves.

  

Las medallas de Rebeca Andrade también representan una especie de redención para la gimnasia artística brasileña, que tiene un historial de dificultades en los Juegos Olímpicos, con varias atletas llegando a la final con buenas condiciones de medalla, pero sin poder subir al podio.

Andrade enfrentó varias lesiones para llegar a los Juegos Olímpicos, se sometió a tres cirugías de rodilla e incluso pensó en dejar la gimnasia.

En 2015 se desgarró el ligamento cruzado de la rodilla derecha en 2015, algo que se repitió en 2017. En 2019 se operó por tercera vez la rodilla derecha. En ese momento, solo quedaba un año para los Juegos -que aún no se habían pospuesto- y Rebeca aún no había obtenido la clasificación.

En una competencia olímpica marcada por una discusión abierta sobre la salud mental, un tema planteado por la estrella Simone Biles, Rebeca también tuvo sus momentos desafiantes. Dice que recibió mucho apoyo de su madre y del entrenador Francisco Porath para superar los momentos difíciles, entre ellos tener que vivir en Río de Janeiro, lejos de su familia.

 

Desde los 13 años cuenta con el apoyo de una psicóloga, quien Rebeca dice que fue fundamental en su trayectoria. Además de la soledad, se enfrentó a la ansiedad por los problemas físicos que podrían haber terminado con su carrera.