Los avances hacia la disponibilidad de una vacuna contra la covid-19 han despejado el camino hacia la celebración de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio el próximo verano, aunque se mantienen los interrogantes sobre muchos aspectos que afectarán a atletas y público.
Las prometedoras informaciones que se han conocido durante las últimas semanas sobre varias vacunas en fase de desarrollo han elevado el optimismo de los organizadores nipones y del Comité Olímpico Internacional (COI), que trabajaban para sacar adelante los Juegos, que se inauguran en ocho meses, en el peor escenario posible de continuidad de la pandemia.
La "probable disponibilidad" de la vacuna para el próximo verano "facilitaría enormemente" los Juegos de Tokio, afirmó el pasado lunes durante una visita a la capital nipona el presidente del COI, Thomas Bach, quien también dijo que dicho organismo "hará todo lo posible" para promover la vacunación entre atletas y público antes del evento.
No obstante, los responsables de los Juegos siguen barajando opciones para diferentes situaciones, incluida la posibilidad de que la vacuna no llegue a tiempo y en vistas también de las dificultades que plantearía vacunar a unos 11.000 atletas y millones de espectadores, entre ellos muchos venidos de países con escaso acceso al fármaco.