El atletismo ha sido tradicionalmente uno de los fuertes de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos, pero eso parece ser la excepción en Tokio 2020. En la prueba de relevos de 4x100, quedó fuera de la final.
Fueron sextos (38.10), superados incluso por Ghana, con una formación en la que estaban Trayvon Bromell, el hombre más rápido de 2021; Fred Kerley y Ronie Baker, que habían corrido la final de 100 del domingo, y Cravon Gillespie.
La entrega del testigo fue un desastre en la segunda entrega de Kerley a Baker, que casi salió parado y prolongaron la racha estadounidense de tortura con el relevo corto.
Además, son cuestionables las elecciones por parte del equipo norteamericano, porque aunque sean todos los mejores del hectómetro disponibles este año en su país, los especialistas de 200 suelen adaptarse muy bien al 4x100, ya que corren habitualmente más de 100 metros y las entregas, sobre todo la segunda y la tercera, se realizan con pérdida de velocidad.
Canadá, por ejemplo, utilizó a De Grasse, que alterna las dos distancias, pese al desgaste de llevar ya seis individuales en estos Juegos.
El fracaso de Tokio es únicamente la consumación de un trabajo mal hecho, que ha provocado numerosas reacciones en la comunidad atlética de Estados Unidos.
"No han hecho nada bien, todo ha sido un desastre. Esto no lo harían ni los universitarios. No ha habido liderazgo", dijo Carl Lewis, quien está como comentarista de la NBC.
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