Cuando Shohei Ohtani firmó con Los Ángeles Dodgers por 10 años y 700 millones de dólares, el acuerdo se convirtió en el más grande en la historia del deporte.
Pero también en el más desconcertante. ¿Cómo puede el jugador mejor pagado del planeta cobrar apenas 2 millones de dólares al año? Y, sobre todo, ¿por qué ese contrato no ha hecho estallar el presupuesto de los Dodgers?
La respuesta está en el tiempo, no en el dinero.
Un gigante financiero con reloj propio
Ohtani recibirá solo el 3% de su contrato durante su etapa activa, mientras que el 97% restante —unos 680 millones— lo cobrará entre 2034 y 2043, cuando probablemente ya esté retirado.
A simple vista, parece una locura. En realidad, es una de las maniobras financieras más inteligentes que se hayan visto en el deporte profesional.
En la MLB no existe un tope salarial estricto, sino el Competitive Balance Tax (CBT), conocido como luxury tax. Este impuesto no se basa en cuánto dinero se paga cada año, sino en el valor promedio ajustado del contrato.
Gracias al diferimiento, el impacto anual de Ohtani en la nómina no es de 70 millones, sino de alrededor de 46 millones, según cálculos de MLB y medios especializados como MLB Trade Rumors.
Eso significa que los Dodgers pueden tener al jugador más mediático del planeta sin sobrepasar —al menos en los papeles— los límites del sistema.
Aprobado por la liga, revisado al milímetro
La MLB revisó y aprobó la estructura del contrato bajo dos condiciones claras:
Los pagos diferidos están garantizados: los Dodgers deberán pagarlos, juegue o no Ohtani.
El valor total fue ajustado por valor presente, lo que evita una ventaja contable injusta.
En otras palabras, no hay trampa. Solo ingeniería financiera aplicada con precisión quirúrgica.
Sin explosión en 2034
Una de las dudas más frecuentes entre aficionados y analistas era si, en 2034, los Dodgers enfrentarían una “bomba” de casi 700 millones de dólares. Pero eso no sucederá.
Los pagos están programados y contabilizados año con año desde 2024, por lo que el impacto competitivo ya está amortizado.
Cuando Ohtani empiece a cobrar sus millones diferidos, el golpe financiero ya habrá sido absorbido mucho antes.
“Es como comprar una casa a crédito”, explica un analista financiero de la MLB citado por The Athletic. “El dinero saldrá igual, pero contablemente ya lo estás pagando desde el día uno”.
La jugada perfecta
El resultado es brillante:
• Ohtani asegura su fortuna futura.
•Los Dodgers reducen su carga contable presente.
•La MLB mantiene la transparencia del sistema.
Y aunque otros equipos podrían intentar copiar la fórmula, pocos tienen el respaldo financiero, la marca global o la confianza institucional de los Dodgers para sostener un compromiso de este tamaño por dos décadas.
Un contrato que redefine el juego
A estas alturas, más que un simple acuerdo, el contrato de Shohei Ohtani es una lección de estrategia económica.
No rompe el sistema: lo perfecciona.
En la era del dinero inteligente, los Dodgers no solo compraron a un jugador, sino una década de competitividad sin castigo contable.
Y todo comenzó con una idea tan sencilla como poderosa: el valor del tiempo es tan importante como el valor del talento.

