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Freddie Freeman ganó el pasado miércoles el premio al Jugador Más Valioso de la Serie Mundial, tras coronarse campeón con los Dodgers de Los Ángeles en la serie por el título contra los Yanquis de Nueva York, cerrada con un 4-1 a favor de los angelinos.

Entre el jonrón con bases llenas que decidió en forma dramática y espectacular en 10 entradas, el primer duelo de este esperado y nada estupendo Clásico Yanquis-Dodgers, y el cohete impulsador de dos carreras, también con las bases cargadas en ese quinto inning del Juego 5, tan tenebroso para los Yanquis, Freddie Freeman nunca se detuvo a tomar una pausa.

Estaba muy ocupado en destruir a los Yanquis sin tiempo para tomarse un refresco. Freeman funcionó como una máquina de demolición, disparando 4 jonrones y empujando 12 carreras, levantando sus manos en cada uno de los cuatro triunfos Dodgers.

Obviamente fue una fácil escogencia como Más Valioso, con un cartel de ¡BIENVENIDO! en el Club de los “MISTER OCTUBRE”. Sin Freeman, quizás esta Serie se hubiera extendido a los 7 juegos.

¡Ah, los Mister Octubre!...El primero y el más grande y destructivo “Goliat”, no sólo del beisbol en lo global, también en el repaso de las Series Mundiales, fue Babe Ruth, jugando para aquellos Yanquis conocidos como “Los mulos de Manhattan” o “Los bombarderos del Bronx”, con una alineación de “Matadores en fila”, próxima a lo macabro. Entre ese “Goliat” y el “David” que conocimos de apellido Ortiz, con aspecto de gladiador, indomable e implacable frente al plato, que se robó el show aniquilando a los Cardenales, hay otros bateadores de llamativa ferocidad, que han dejado huellas imperecederas en su ruidoso tránsito por los meses de octubre.

Con los Yanquis desde 1920, saliendo de Boston según la leyenda lanzando un maldición que persiguió a los Medias Rojas por los siglos de los siglos, Babe Ruth fue un legítimo Mr. Octubre.

El más respetado. Conectó 15 jonrones en 41 juegos a lo largo de siete Series Mundiales con los de Nueva York entre 1921 y 1932. Antes, participó en tres con Boston, 1915, 1916 y 1918 pero como lanzador. Fue grandioso tambien. Registró 3-0 y 0.87 en efectividad con récord de ceros consecutivos. En sus resonantes actuaciones con los Yanquis repartiendo palo en Clásicos, el fiero “Bambino” tiene un registro de 625 puntos que permaneció largo tiempo intacto, y dos juego de tres jonrones, algo hasta hoy irrepetible.

Con la programación de estos días, agregando las series play offs que pueden llegar a facilitarte hasta un estiramiento de 22 juegos en una postemporada, las cifras que Ruth hubiese podido construir, serían escandalosas. Recuerden que en esa época, con el beisbol en blanco y negro, fuera de pantalla, sin encuentros nocturnos, apenas se estaba descubriendo la insulina para la diabetes; el Jazz llegaba a Paris y Berlin; Einstein ganaba el Premio Nobel; y Lindbergh se atrevía a cruzar el Océano Atlántico en avión. Asi que era imposible contactarse en aquel tiempo con la dirección electrónica o el Whatsapp de Ortiz.

Mickey Mantle, otro yanqui, seguramente el más temible ambidextro, fue un bateador de 18 jonrones, lo máximo en Series Mundiales, pero estuvo en 12 Clásicos por 7 de Ruth como bateador, apareciendo en 65 juegos por 36 del “Bambino”, lo cual establece una significativa diferencia. Un ganador de la Triple Corona en 1956 con tres títulos de Mas Valioso entre sus credenciales, Mantle un artillero de 40 empujadas en los Clásicos, pero con pocos porcentajes gruesos.

La Serie Mundial de 1977, ya en época de Play Offs, pero no tan ampliados como hoy, proyectó a Reggie Jackson como un demoledor de pitcheos. Los tres jonrones consecutivos en un juego contra los Dodgers, aplastando lanzamientos de Burt Hooton, Elías Sosa y Charlie Hough, se convirtieron sin necesidad de un decreto, en una proeza grabada en mármol y siempre activada para los seguidores del beisbol, pese a que Babe Ruth, aquel “Goliat”, lo había hecho dos veces en 1926 y 1928 cuando todavía Juan Rulfo no inventaba Comala ni Gabo su Macondo. Reggie participó en 77 juegos durante 17 series postemporada, incluyendo 5 Clásicos, agregando esos 5 jonrones de 1977, cifra que todavía es liderato compartido, a otros 5 que consiguió para registrar 10 en total.

David Ortíz y George Springer, fueron muy visibles tronando en Octubre. Ortiz consiguió impactar precisamente después de haber sido reducido a sólo 2 hits en 22 turnos por el pitcheo de los Tigres, pero su jonrón con bases llenas, fue un batazo de mayúscula incidencia sacando a los Medias Rojos del hoyo. En la Serie Mundial, fue “Mr. Pánico”. Ningún pitcher quería atraverse con él, y en cada turno, se captaba en la multitud y frente a los televisores, la casi certeza de otra estocada. En el Clásico del 2013, conectó 11 hits en 16 turnos registrando ese gigantesco promedio de 688 con par de vuela-cercas para sumar 17 en 17 series postemporada con presencia en 82 juegos. Las 60 carreras impulsadas de David, certifican la importancia que consiguió repartiendo palo. Y está Springer, un lobo feroz con los Astros contra los Dodgers en 2017, disparando 11 hits en 29 turnos para 379 puntos con 5 jonrones, no sé si recibiendo señales. Ahora, todos los reflectores fueron hacia Freddie Freeman, posible candidato a Alcalde en Los Angeles.

 

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