Los Boston Celtics dejaron claro el jueves que aún no están listos para irse, cuando vencieron en casa al Heat de Miami 110 - 97 contra todo pronóstico en la final de la Conferencia Este.
Cada uno de estos juegos, es prácticamente una final para los Celtics, ya que perder es un lujo que no se pueden permitir. La serie está 3-2 a favor de Miami.
El sexto juego se disputará el sábado por la noche.
Nunca en las 149 veces en la historia de la NBA que un equipo ha perdido los tres primeros partidos de un enfrentamiento al mejor de siete ha sido capaz de remontar.
Este jueves, los Celtics salieron dispuestos a asegurarse el partido. Se pusieron 20-5 en el marcador al poco de empezar gracias a una gran concentración defensiva y desde ese momento han mantenido una cómoda distancia durante todo el partido. El primer cuarto acabó 35-20 y al descanso se llegó con 61-44. A mediados del tercero, con más de 20 puntos de diferencia, el partido parecía sentenciado. Al intrascendente último cuarto se llegó con un 90-72. Buena parte de los titulares vieron el final desde el banquillo, pensando ya en el siguiente partido.
Los Celtics no solo han defendido como una piña, también han atacado como un equipo, con varios jugadores muy entonados. A la potencia y versatilidad de Tatum (21 puntos, 8 rebotes y 11 asistencias) se han unido el bombardeo de triples de Derrick White (24 puntos) y Marcus Smart (23 puntos) y el acierto de Jaylen Brown (21 puntos). Cuatro jugadores con más de 20 puntos en el partido. Las estadísticas de triples, las de balones perdidos y las de robos explican la diferencia en el marcador final.