La llamada cogió a Adam Silver en el coche. La NBA llevaba preparándose desde que la pandemia estalló en China, donde la liga mantiene varias oficinas. El Comisionado salía de otra conferencia en la que había estudiado la opción de jugar a puerta cerrada, como habían decidido los Warriors la noche anterior.
Entre los dueños de las franquicias hubo quien apoyó la idea, quien sugirió suspender la liga un par de semanas y quien pretendía seguir jugando en pabellones llenos mientras fuera posible. La llamada decidió por ellos.
Días antes Rudy Gobert había recibido visita de Francia. Después vinieron los síntomas. La mañana del miércoles accedió a hacerse el test del coronavirus, pero se encontraba lo bastante bien para jugar en caso de dar negativa. Como precaución se quedó en el hotel esperando los resultados. Minutos antes de que los Jazz empezaran su partido contra los Thunder, recibió el positivo. La noticia escaló por la cadena de mando hasta llegar al teléfono de Adam Silver.
El partido se suspendió. Los que ya habían empezado siguieron jugándose mientras la cúpula de la liga decidía qué hacer. El último partido de la jornada, entre Sacramento y Nueva Orleans, también se suspendió: uno de los árbitros había pitado a Gobert. A las 20.27 la prensa destapó que el francés era el primer positivo por coronavirus. A las 20.31, la NBA suspendió la temporada. Ha pasado un mes exacto y la liga, como el resto del deporte profesional, aún no tiene fecha de regreso.
Los tiempos los marcará la pandemia y no las corbatas. Pero sí hay planes y números. La prioridad es salvar lo máximo posible de esta temporada, aunque sea a costa de la siguiente. Cancelar el resto de la fase regular (unos 15-20 partidos por equipo) costaría 500 millones de dólares. Cancelar también los playoffs serían en total más de 1.000.
No hay fechas, pero sí plazos. Según Adrian Wojnarowski, el periodista mejor conectado, la NBA se marca como fecha límite el 7 de septiembre, el equivalente en Estados Unidos al puente de mayo... Y unos días antes del (hipotético) inicio de la NFL.
Sea cuando sea, la liga también prepara un plan para cuando el deporte profesional reciba luz verde. La ESPN ha desvelado que la NBA calcula que necesitará 25 días para ponerse en marcha: 11 días de entrenamientos individuales y una minipretemporada de dos semanas en grupo.
Aunque algunos jugadores tienen cancha de baloncesto en sus mansiones, la mayoría vive una situación parecida a Giannis Antetokounmpo, el vigente MVP, que no ha podido tocar un balón en el último mes. Pero incluso quienes tienen ese privilegio necesitarán tiempo para acercarse al estado de forma que exige la NBA y evitar lesiones.
La NBA no se pronunciará oficialmente hasta el 1 de mayo, pero se se conocen algunos de los escenarios contempla. El más drástico sería pasar directamente los playoffs y concentrar en una sola ciudad a los 16 equipos clasificados para jugar sin público.
Es lo que ha hecho Taiwán y lo que planeaba hacer China (en su caso, repartidos en dos sedes) hasta que volvió a suspender hasta nueva orden su liga de baloncesto. Sería la forma más viable para controlar la situación, aunque incluso en ese caso habría serias dudas: supondría controlar una cuarentena de más unas 1.000 personas (sin incluir a los trabajadores de los hoteles) y aún no hay test rápidos fiables para toda la población.
Incluso en ese caso, el equilibrio sería precario. El positivo de Gobert puso en cuarentena a siete equipos (el suyo, el rival de esa noche y los rivales de los 10 días anteriores). Otro positivo cuando se reanude la liga podría cancelar la temporada. La NBA se prepara para cualquier escenario, pero los tiempos los marcará la pandemia.
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