El internacional alemán, Joshua Kimmich, ha abandonado sus recelos frente a la vacuna contra el COVID-19 y anunciado su disposición a recibir su dosis, mientras se recupera de las secuelas dejadas por su contagio con el virus.
"Para mí era difícil hacer frente a mis miedos y recelos, por eso he estado tanto tiempo indeciso", afirmó el centrocampista, en unas declaraciones avanzadas por la televisión pública alemana ZDF.
Kimmich, de 26 años, ha sido objeto durante semanas de una controversia, más allá de lo futbolístico, tras haber expresado sus dudas sobre la efectividad de la vacuna o posibles contraindicaciones.
La polémica se agrandó al quedar en cuarentena por un contacto con un contagiado, a lo que siguió la verificación de que él mismo dio positivo de COVID-19.
El pasado jueves, tras superar la infección y la cuarentena, el Bayern comunicó que de todos modos seguirá de baja lo que queda de año por las secuelas dejadas por la infección.
Sufre "infiltraciones leves pulmonares" que le impiden reincorporarse a los entrenamientos, afirmaron fuentes del club bávaro.
Las declaraciones de Kimmich contra la vacuna merecieron en su momento las críticas del Gobierno federal. Coincidieron con un fuerte repunte de casos y sucesivas llamadas de la clase política a vacunarse, tanto del gobierno saliente de Angela Merkel como del de su sucesor, Olaf Scholz.
El centrocampista entró en cuarentena tras revelarse que había estado en contacto con un contagiado. El 24 de noviembre dio positivo de COVID-19 y causó baja para los partidos ligueros y de la Champions, después de haber quedado fuera también de tres convocatorias como internacional.
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El Bayern de Múnich, por su parte, dejó de pagarle el suelo en los días en que no ha podido jugar por la cuarentena, de acuerdo con la regulación actual alemana para los no vacunados.
El Gobierno federal se propone implantar la vacunación obligatoria hacia febrero del próximo año, mientras prosiguen las campañas para motivar a la población a inmunizarse. Aproximadamente un 69,5 % de los ciudadanos alemanes tiene la pauta completa, un porcentaje inferior al de otros países de la Unión Europea (UE).
Y el nuevo ejecutivo de Scholz, una coalición entre socialdemócratas, verdes y liberales, trata de activar las vacunaciones tanto de quienes aún no recibieron ni la primera dosis como de quienes deberían ir a por la de refresco, por haber transcurrido ya seis meses desde la segunda.
El Parlamento federal aprobó este viernes una ley que obligará a vacunarse al personal de sectores sensibles, como trabajadores sanitarios o de geriátricos. Se prepara asimismo un nuevo marco legal para ampliar la obligatoriedad al conjunto de la población del país, lo que podría hacer efectivo hacia febrero.