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De momento el rendimiento del argentino Lionel Messi en el París Saint Germain no convence del todo. La escuadra donde milita el costarricense Keylor Navas ha dejado dudas en su rendimiento y la 'Pulga' empieza a ser cuestionado. 

Sobre este tema el Diario español El Confidencial presentó un artículo titulado: ''Es el PSG de Mbappé": los palos que aguanta Messi por jugar andando''.  

Aquí la nota

En Francia pensaban que Messi iba a llegar al Paris Saint-Germain y empezaría a marcar los goles de dos en dos y de tres en tres como ha hecho en su larga etapa en el Barcelona y que verían esas maravillosas jugadas Maradonianas que quedan para la historia del fútbol, como el golazo al Getafe en el Camp Nou. Messi era una bala. En sus inicios en el PSG está lento. El argentino no está en su plenitud física porque la edad (34 años) desgasta y el cambio de equipo, país, competición y compañeros influye negativamente en su juego.

No está siendo sencillo para Messi tener un rendimiento inmediato en el PSG y, tras volverse a quedar sin marcar en el Clásico contra el Marsella, se cuestiona la prensa gala y los ex jugadores metidos a comentaristas qué le sucede a Messi para que no haya marcado ningún tanto en los cuatro partidos que ha disputado en la Ligue 1. Los registros son pobres. Cero goles y cero asistencias en esos cuatro encuentros disputados. No se lo puede permitir el futbolista que más cobra del mundo y que juega en una delantera mágica que tiene a Neymar y Mbappé. Lo del brasileño es para no hacer más bromas. Lleva cero goles y dos asistencias en todas las competiciones.

Messi y Neymar en un partido con el PSG. (Efe)

 

De momento es el PSG de Mbappé. El francés es el más regular y entonado del tridente. El que tiene más chispa e incidencia. Messi sí tiene efectividad en la Champions con tres goles (uno al City y dos al Leipzig). En pocos días ha pasado de elogiarse su genialidad por lanzar un penalti a lo ‘Panenka’ contra el equipo alemán a no entender qué le sucede para pasar de puntillas en el Clásico francés. La exigencia en París es que no vaya andando por el campo y juegue todos los partidos con intensidad. No va a ser posible.

Perdido en la derecha

Hay varias explicaciones que van desde el estado físico al posicionamiento táctico. Lo primero que tiene que quedar claro es que Messi no hizo pretemporada y esto agrava más sus problemas cuando cambias de equipo y país. El debate abierto está en qué posición tiene que jugar el argentino cuando está acompañado de dos estrellas como Neymar y Mbappé para que acelere el ritmo de sus acciones y no vaya caminando. Mauricio Pochettino no afina el ataque. El encaje de los tres con el resto de compañeros es un galimatías. El técnico tiene la preocupación de construir un equipo equilibrado y con el argentino, el brasileño y el francés no es sencillo porque tienen facilidad para atacar, pero son perezosos para defender y compactar el bloque. Mbappé pone más voluntad y sacrificio.

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Pochettino ubica a Messi en la banda derecha, de extremo para que salga por el perfil izquierdo, desequilibre, combine, dé el último pase y finalice la jugada. No está saliendo nada de lo que le piden porque no es su mejor posición y tampoco le da el físico para desbordar. Messi ya no está para los altos esfuerzos y sería mejor acercarle al área y rodearlo de gente que se sacrifique por él. “Hay una jerarquía establecida. Yo estoy de acuerdo en correr cuando Messi anda. No tengo ningún problema. Nada más y nada menos estamos hablando de Messi”, manifestó Mbappé en una entrevista en L’Equipe. Lo dijo para quedar bien. Poco creíble. Los tres se reservan lo mejor para las acciones ofensivas.

Leo Messi jugaba en el Barça y ganaba muchos partidos andando y administrando sus energías. En Francia la exigencia física es alta. Es un fútbol de mucho vigor. Es una competición en la que hay duros marcajes. Neymar lo ha sufrido y ahora lo comprueba Messi. Si no está en una buena condición física se le hace más cuesta arriba, como se ve en el mes y medio que lleva de competición. Con Messi también se comprueba que en Barcelona entrenaba de distinta manera y trabajaba menos. Era suficiente para ser el mejor y no se cuestionaba si andaba, trotaba ni los sprints que se ahorraba. En el PSG le piden que sea un avión.

Poco participativo

La adaptación influye en un jugador que solo conocía la Liga española y únicamente ha competido con el Barcelona. Es un proceso que necesita cualquier profesional para dar su mejor nivel. Pero a Messi se le pide correr, ganar y dar espectáculo. Ser determinante por su experiencia, calidad y demostrar liderazgo. No hay tiempo ni paciencia para esperarle y este viernes juega otro partido de los que sirven de examen. Contra el Lille, el campeón de la última Ligue 1. En el Barcelona se le perdonaba todo y en el París Saint-Germain están impacientes. “Está aislado. Toca menos el balón. No diría que está triste, pero está aislado. Yo le pondría en el eje. Ahí puede dar ritmo. Hay que encontrar algo para que los tres puedan jugar juntos porque Messi no puede marcar las diferencias en la derecha. Participa con menos frecuencia. Por ahora es el equipo de Mbappé”, es la reflexión que hace Thierry Henry, un histórico jugador francés, tras el decepcionante partido de Messi en el Clásico galo. 

Algo le pasa a Messi. Es la pregunta que necesita respuestas. Pochettino tiene que poner de su parte y dar con la tecla para sacar la mejor versión. Messi tiene que dar más y esto depende de que mejore su condición física, esté cómodo en el campo si el técnico acierta con el sistema idóneo para que encaje con Neymar y Mbappé. Si no es así es complicado que salga la inspiración de un jugador que se incorpora a un proyecto ambicioso y con urgencias en una edad avanzada. Hay prisas en Francia, pero este proceso lleva su tiempo y hay que tener mucho tacto con la gestión de las tres estrellas. Lo comprobó el entrenador argentino cuando le quitó en un partido y Messi le miró mal. Por este proceso pasó su antecesor. Thomas Tuchel fue despedido del PSG el 29 de diciembre del año pasado por razones deportivas y extradeportivas que hicieron complicado su trabajo con las estrellas. “Es más fácil entrenar a Lukaku que a Mbappé y Neymar. En el PSG me sentía el Ministro de Deportes. Tenía que gestionar también a los familiares y amigos de los cracks”, reconoció recientemente Tuchel en ‘La Gazzetta del Sport’. Eran dos estrellas y ahora hay tres con Messi.

Fuente: Diario El Confidencial España 

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