Los equipos de Liverpool y Manchester City igualaron este domingo a dos goles en Anfield en un encuentro espectacular. Dicho compromiso fue correspondiente a la jornada 7 de la Premier League de Inglaterra.
Mané y Salah, que fue el mejor de los suyos, pusieron por delante en dos ocasiones al cuadro 'red', pero Foden y De Bruyne respondieron para un conjunto 'citizen' que mereció más, especialmente en unos primeros 45 minutos dominados por completo por la escuadra de Pep Guardiola.
El conjunto 'red', que sufrió en el primer tiempo, se adelantó por dos veces en la segunda mitad, pero encontró la respuesta del City.
Con el liderato en juego y con ganas de marcar territorio, ambos equipos salieron con ganas de dominar y mandar un mensaje a su rival, lo que propició unos primeros minutos de alto ritmo y también de puras imprecisiones. Había buenas intenciones en los 'reds' y los 'sky blues', pero faltaba precisión, algo que aparecería especialmente en la última media hora.
Según pasaron los minutos, el equipo de Pep Guardiola asumió el timón del encuentro a través de la posesión y del filón que encontró por la banda izquierda en el emparejamiento entre Foden y Milner. El '7' del Liverpool, improvisado lateral derecho, sufrió de lo lindo con su marca, vio una tarjeta amarilla y casi le cuesta un gol a los suyos.
Milner, destrozado por Foden
Y es que la mejor ocasión estuvo en los pies de un Foden que, a la espalda de Milner, se plantó solo para recibir un preciso balón al espacio de Bernardo Silva, que había dejado por el camino a innumerables camisetas rojas. Sin embargo, la acción mágica del luso quedó en nada, pues Alisson le echó el candado a su meta y evitó el tanto del City.
De Bruyne también tuvo en su cabeza el 0-1, pero su remate de cabeza en plancha no encontró portería. Merecían el tanto los jugadores de Guardiola, pero la falta de puntería alimentó las esperanzas de un Liverpool que achicó agua durante los últimos minutos del primer tiempo con la idea de que el descanso cambiase las cosas. Y vaya si lo hizo.
El paso por los vestuarios sentó bien a un Liverpool que cambió por completo la dinámica del choque. Con mayor verticalidad y una presión más efectiva, el cuadro 'red' complicó la vida a un Manchester City que no podía tener el balón con tanta facilidad y a duras penas se acercaba al área rival.
El cuadro de Pep Guardiola abusaba del balón largo para tomar algo de aire ante unos pupilos de Jürgen Klopp que encontraron rápidamente la recompensa a su empuje. En el inicio de su 'show' en el complemento, Salah se inventó una jugada por banda izquierda para filtrar un balón perfecto a Mané, que definió ante Ederson para poner el 1-0 (59').
El City responde a la magia de Salah
La afición 'red' estalló y su equipo olió sangre ante un City en su momento más bajo. Pero el vigente campeón sacó fuerzas de flaqueza cuando menos se esperaba y reaccionó de manera rápida por cortesía de Gabriel Jesus. El brasileño realizó una conducción de genio por la frontal del área, abrió para Foden y el inglés, esta vez sí, acertó a definir ante Alisson con un zurdazo cruzado.
Las espadas estaban en todo lo alto y el ritmo del choque era de auténtico manicomio. La temperatura subió cuando Milner, amonestado, cometió una falta que bien pudo valerle la segunda tarjeta. El árbitro no vio nada, lo que hizo estallar a un Pep Guardiola que instantes después vería incrementarse su enfado por la magia de Salah.
Y es que el egipcio, a menos de un cuarto de hora para el final del choque, sentó con dos regates espectaculares a Bernardo Silva y Laporte, se plantó en el área y puso el 2-1 en el electrónico con su pierna menos buena. Pero como si el partido fuera un ciclo, la alegría duró solo unos instantes al cuadro 'red', pues Kevin de Bruyne, con la colaboración de Matip, puso de nuevo las tablas en el 81'.
Las mismas permanecieron inamovibles hasta el final del duelo, aunque Fabinho tuvo una ocasión increíble para poner el 3-2 en el 86'. Rodri, providencial, lo evitó con un pie que dejó en nada una cantada apoteósica de Ederson y que selló unas tablas que dejan con mal sabor de boca al City, con media sonrisa al Liverpool y con una sonrisa completa a un Chelsea de Thomas Tuchel que se marcha al parón en lo más alto de la clasificación.