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Cruz Azul volvió a ser campeón con un técnico experto en levantar perdedores

Puede ser una imagen de una o varias personas y al aire libre

Cruz Azul consagró una de las mejores temporadas de su historia moderna. El club ganó el noveno título de la Liga MX al vencer a Santos Laguna (2-1, marcador global). Los cementeros, sin embargo, no eran favoritos al inicio del torneo. El club recién había caído estrepitosamente en las semifinales del torneo pasado (al perder una ventaja de 4-0), cambió de entrenador, no hubo fichajes estelares. De las cenizas, y con resiliencia, emergió la máquina azul.

Un campeón total

El fútbol mexicano juega cada temporada con dos torneos cortos de seis meses. Son 17 fechas de torneo regular, los mejores ocho (más la repesca) se meten a la fase final. El Cruz Azul se consagró como el mejor equipo. El inicio del certamen fue accidentado con dos derrotas (Santos Laguna y Puebla). Los jugadores salieron del foso para hilar 12 victorias. Al final, los números le favorecieron: 13 triunfos, dos empates y dos derrotas. Los cementeros, además, tuvieron la mejor defensiva (11 goles en contra) y ofensiva (26 a favor) en el torneo regular. Cruz Azul tuvo al tercer mejor goleador: Jonathan Rodríguez (nueve goles en 17 fechas, más dos en la liguilla). Ya en la liguilla ganó al Toluca (4-3) en cuartos de final, sacó de semifinales al Pachuca (1-0) y ya en la final superó al Santos Laguna (2-1).

Juan Reynoso, un entrenador silencioso que rompe malarias

El estratega del Cruz Azul tiene un toque con los equipos que están peleados con los triunfos. Reynoso dirigió a su primer club, el Coronel Bolognesi de su natal Perú. Hizo que el equipo pasara de disputar partidos por no descender a ganar por primera vez en 78 años su primer título de campeón en 2007. Ocho años más tarde recaló en el Melgar, un equipo con más de 34 años sin ganar la Liga. El toque Reynoso volvió a hacer lo suyo y les llevó a conquistar su segundo campeonato local. En enero de 2021 le ofrecieron el puesto del Cruz Azul. Para la directiva él no era la primera opción sino Hugo Sánchez, exjugador del Real Madrid. A Reynoso le bastaron seis meses para ser campeón, algo que otros 16 entrenadores del club cementero no pudieron hacer en los últimos 23 años.

La clave de Reynoso fue gestionar a todo el plantel. El peruano se encomendó a las rotaciones en el plantel. Hacía que sus once elegidos se adaptaran al estilo del rival, según los tiempos del torneo. Esa postura, vista en los tiempos de Juan Carlos Osorio como entrenador de México, dejaba dudas entre los aficionados. Pese a eso, ganaban los partidos y, sobre todo, la novena Liga.

Jonathan Rodríguez, un goleador de talla mundial

Le apodan el Cabecita. El delantero uruguayo, de 27 años, fue fichado por el Cruz Azul en 2019, quien pagó más de 12 millones de dólares a Santos Laguna. Rodríguez emergió de la fábrica del Peñarol. El Benfica, especialista en encontrar los talentos del futuro, apostó por él. No pudo encontrar su sitio y jugó una temporada en el Deportivo A Coruña. El charrúa, sin embargo, no encontró su sitio. Viajó a México para jugar con Santos Laguna en 2016 y se convirtió en uno de los mejores atacantes de la Liga. En las tres temporadas como cementero ha anotado 41 goles, todos claves para renunciar al rol del subcampeón mexicano. Rodríguez es considerado por la selección de Uruguay para jugar la Copa América.

Luis Romo, la tenacidad del juvenil

Los talentos mexicanos tardan en hacerse notar. La eclosión de Romo ocurrió a los 24 años. Como defensor central brilló en Querétaro, un equipo de medio tabla en México. El Cruz Azul le fichó para adelantarle de posición, para ser un mediocentro defensivo. Y funcionó. También llamó la atención del seleccionador de México, Tata Martino, que le ha convocado para formar parte del equipo absoluto. Romo, un jugador tenaz, peleó por balones dados por perdidos para encontrar una. Así encontró el gol en la final de ida contra Santos Laguna.

Ante la adversidad, la resiliencia

El Cruz Azul, gracias a Reynoso y a las experiencias catastróficas de perder seis finales de la Liga MX, tenía una dura coraza. En partidos clave supo cómo venir de atrás y combatir su propio nerviosismo. En el derbi frente al América, en torneo regular, las águilas habían anotado primero y, a falta de seis minutos del final, lograron el empate (1-1). En los cuartos de final contra el Toluca perdieron la ida 2-1, en la vuelta tomaron fuerza para darle vuelta 3-1 (4-3, marcador global). Ya en la final contra Santos Laguna, pese a que les anotaron, confiaron en hallar una grieta para el contragolpe y así cayó el gol del triunfo en los pies de Jonathan Rodríguez.