Aunque Gareth Bale regresó al Tottenham con el firme propósito de recuperar el protagonismo perdido, el galés no ha logrado dejar completamente atrás el tema de lesiones y problemas físicos que viene lastrando su carrera en estos últimos años.
El papel que hasta ahora viene jugando el de Cardiff en los planteamientos de José Mourinho resulta tan secundario (apenas ha sido titular en un partido de Premier League) que, tal y como cuenta The Times, los spurs ni se plantean la posibilidad de adquirir sus derechos al término de la temporada.
Por tanto, salvo que logre dar la vuelta a su situación en estos meses de competición que aún restan, el atacante regresará al Real Madrid el verano que viene. Y lo hará, además, con un extra que dificultará aún más su situación: su condición de extracomunitario recién adquirida tras el Brexit.
Además de por su decadente trayectoria, Bale resulta ahora mismo una carga para cualquier entidad por su elevado salario. En estos tiempos que corren, en los que todos los clubes buscan la fórmula de reducir gastos, soportar a un futbolista cuyo salario, dependiendo de la fuente consultada, se mueve entre los 15 y 17 millones euros netos por campaña resulta casi una temeridad.