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Diego Maradona es acompañado por una enfermera para someterse al control antidopaje después del Argentina-Nigeria (2-1) del Mundial '94.

El positivo por cocaína de Diego Armando Maradona en 1991 provocó un escándalo sin precedentes en el mundo del fútbol. El astro argentino, actualmente hospitalizado en Buenos Aires tras haber sido operado de un hematoma subdural, fue sancionado 15 meses sin poder pisar los terrenos de juego cuando todavía era futbolista del Nápoles, truncando así la última etapa de su carrera.

Una sanción que, de haberse producido el próximo año, no hubiese recibido el mismo castigo si hubiera podido demostrar que la ingesta se produjo fuera de la competición.

El código de la Agencia Mundial de Dopaje (AMA) actualizado que entrará en vigor a partir del 1 de enero de 2021 añade este matiz importante y que a buen seguro generará polémica. Las drogas recreativas, como pueden ser la cocaína, el cannabis, el éxtasis o la heroína, pasan a ser consideradas “sustancias de abuso” y no dopantes, lo que supondrá una reducción sustancial del periodo de inhabilitación del deportista siempre que el positivo se detecte fuera de competición.

La inhabitación, entre uno y tres meses

Las drogas recreativas serán siendo consideradas sustancias prohibidas, pero el castigo irá en esos casos de uno a tres meses si no guarda relación con el rendimiento deportivo. Así se especifica en el Artículo 10.2.2 del Código Mundial Antidopaje, incluido ya en la web de la Agencias Española de Protección de la Salud en el Deporte (AEPSAD).

“Si el deportista puede demostrar que cualquier ingesta o uso ocurrió fuera de competición y no guardaba relación con el rendimiento deportivo, el periodo de inhabilitación será de tres meses. Asimismo, el periodo de inhabilitación antes previsto podrá reducirse a un mes si el deportista u otra persona demuestra que ha seguido de manera satisfactoria un programa contra el uso indebido de sustancias aprobado por la organización antidopaje encargada de la gestión de resultados”.

El hecho de que algunas drogas como la cocaína no influyan directamente en el rendimiento del deportista no ha impedido que algunos países se muestren preocupados por esa rebaja considerable de la inhabilitación, que se mantiene igual de implacable en el nuevo código para sustancias sí estrechamente vinculadas a la práctica deportiva.

La laxitud en las sanciones en el fútbol con las drogas recreativas tienen un ejemplo reciente, cuando el peruano Paolo Guerrero estuvo a punto de perderse el Mundial 2018 tras dar positivo de cocaína en un test de la FIFA. Tras varias apelaciones, el exjugador del Bayern, entre otros, estuvo finalmente en Rusia jugando con su selección al alegar que había ingerido esa sustancia a través de un té que contenía hojas de coca.

La nueva situación con un ejemplo: Maradona

El primer ejemplo que viene a la cabeza es el de Diego Armando Maradona, cuya adicción a la cocaína no sólo le costó una sanción deportiva, sino un carrusel de polémicas y serios problemas de salud que aún hoy arrastra a sus 60 años recién cumplidos. Su primer positivo oficial en esta sustancia lo dio en sus tiempos del Nápoles, en 1991, y estuvo 15 meses fuera de los terrenos de juego. Si lo hubiera dado a partir de 2021, sólo habría estado fuera entre uno y tres meses.

Muchos apuntan a que la cocaína fue el detonante de otras adicciones que tuvo, como el alcohol o los cinco estimulantes por los que dio positivo en el Mundial de 1994: efedrina, norefedrina, pseudoefedrina, norpseudoefedrina y metaefedrina. Aún años después, y ya al final de su carrera en 1997 cuando estaba en Boca Juniors, volvió a dar positivo por cocaína, pero aquí no fue sancionado tras un mar de apelaciones.

La cocaína es un ejemplo de sustancia estimulante prohibida: neutraliza los impulsos del miedo, acelera la circulación y genera dopamina, factores que pueden ayudar a un ciclista, un futbolista o un atleta... aunque luego las consecuencias a largo plazo sean mucho más graves.

¿Se suaviza la lucha contra el dopaje?

Desde la AMA aseguran que este tipo de decisiones ayudan a que la población en general establezca bien la diferencia entre droga recreativa y sustancia dopante, aunque ambas parten de la misma idea: son elementos externos al cuerpo que se introducen para provocar cambios sensoriales o fisiológicos. Lo que cambia es la intención de la misma.

Probablemente el equipo más conocido de béisbol del mundo y como no podía ser de otra manera también el más odiado. Los aficionados dicen que sus jugadores son "detestables" y parece que no hay término medio: o los odias o los amas.

Las voces más críticas señalan que, desde hace un tiempo, se ha notado una cierta relajación en las normas antidopaje con este tipo de drogas recreativas, las ahora llamadas "sustancias de abuso". Numerosas competiciones (a rebufo de las legislaciones locales), especialmente en Estados Unidos, han abierto la mano al consumo de marihuana y han rebajado notablemente su presión sobre este tipo de sustancias. 

También a nivel internacional desde hace años es muy raro ver un castigo similar al de Maradona, lo que supone un serio temor a que con esta nueva normativa crezca el consumo de cocaína entre deportistas. "Estamos muy preocupados", admiten fuentes del Consejo Superior de Deportes  a 'El Confidencial', que recuerdan que su consumo entre competidores tiene "un propósito clarísimo: o bien eliminar el miedo y la fatiga, o bien aumentar el rendimiento". Hablan de casos en el mundo de los rallies, el atletismo e incluso la pesca deportiva.

El caso del futbolista peruano Paolo Guerrero es muy gráfico. El delantero estuvo a punto de perderse el Mundial de Rusia 2018 por un positivo en un metabolito de la cocaína, detectado en un test de la FIFA tras las eliminatorias para la cita en diciembre. Tras varias apelaciones, acabó jugando ese campeonato porque demostró que había ingerido esa sustancia a través de un té que tenía hojas de coca.

El temor generalizado es que se acabe por quitar todo tipo de castigo al consumo de estas drogas y que la sociedad olvide que son potencialmente perjudiciales para la salud. Ahora los positivos en estas sustancias acabarán en los tribunales 'sine die'.

Este es el mayor problema al que ahora se enfrentarán las autoridades contra el dopaje en caso de un positivo: demostrar cuándo y con qué objetivo se ha consumido el elemento prohibido. "Si se determina que es fuera de competición, después de todo el proceso sancionador con apelaciones y demás, el castigo sería menos grave, claro", admiten desde AEPSAD.

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