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El equipo del Manchester United perdió este sábado 4-0 contra el Brentford en la segunda jornada de la Premier League de Inglaterra. Los 'red devils' protagonizaron una actuación desastrosa que está muy lejos de lo que exigen su escudo y su historia. 

Quienes están destinados a liderar esta era del club de Old Trafford estuvieron muy por debajo de su nivel habitual y hasta aquellos que se han incorporado este mismo verano para aumentar el nivel de la plantilla se mostraron muy, muy desacertados. La consecuencia, una primera mitad terrible que los aficionados intentarán olvidar cuanto antes.

En este periodo, el Manchester United encajó cuatro goles merecidos. Hubo errores de bulto en tres de las dianas y un gran desajuste defensivo en la cuarta. Ya en la segunda mitad, el equipo corrigió ligeramente su rumbo, pero no consiguió hacer del partido una machada para remontar. Ni siquiera un amago. La cita transcurrió con más igualdad que antes y se consumó el triunfo del Brentford.

Pero hay que explorar a fondo esos primeros 45 minutos para entender qué salió mal. El primer desastre se dio en portería. David de Gea, con ciertos altibajos en las últimas temporadas, vivió esta vez uno de esos días que un guardameta nunca quiere siquiera contemplar en sus pesadillas. No estuvo nada fino y, sobre sus espaldas, cayó mucha de la responsabilidad de encajar tantos goles.

En la primera aproximación de los 'bees' en todo el encuentro, no fue capaz de detener un disparo raso de Josh Dasilva desde la frontal. Se dejó caer a su lado izquierdo para blocar el cuero y despejarlo, pero lo hizo tarde, así que la pelota se coló por debajo de su cuerpo. Para más inri, el balón lo había perdido, demasiado cerca de su área, Cristiano Ronaldo.

Ocho minutos más tarde, el cancerbero tomó una mala decisión para sacar de puerta y 'vendió' a su compañero Christian Eriksen. Le facilitó la pelota rasa a pesar de que estaba bajo la presión de hasta tres contrincantes y, como era de esperar, no pudo retenerla. La recuperó Jensen, que, tras orientarse hacia la meta, firmó sin complicaciones el segundo.

En el tercero, De Gea volvió a estar donde no debía estar, aunque la culpa la compartió con Lisandro Martínez. A la hora de defender un saque de esquina, nadie pudo evitar que Ivan Toney elevara el cuero de cabeza para dejarlo caer, llovido, sobre un Mee marcado muy ligeramente por Lisandro, que tan solo pudo hacer de testigo de cómo transformaba el 3-0 con De Gea demasiado lejos para intervenir.

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Para el cuarto gol, no acompañó un error tan clamoroso, sino un desajuste que, al fin y al cabo, es comprensible. El United perdía por 3-0 un partido que debía estar ganando y, como la mayoría de sus futbolistas estaban en el área de David Raya, quien, dicho sea de paso, estuvo notable, dejó sin espacios los alrededores de la meta propia.

Esto es el caldo de cultivo perfecto para una contra y el Brentford hiló una de manual. En un par de pases, se plantó ante el guardameta con el cuero bajo el poder de Mbeumo, que tan solo debía sortear la presión de un defensa. En cuanto pudo, mandó la pelota, casi rasa, al fondo de la red e hizo del 4-0 una realidad.

La cascada de golpes a la línea de flotación 'red devil' ocupó prácticamente toda la primera mitad. En la segunda, ya mencionada en líneas generales previamente, los de Ten Hag intentaron hacerse con el control del encuentro como se presuponía que debían hacer desde el minuto 0, no el 45, y ni por esas lograron trazar siquiera un amago de remontada.

El Brentford se mantuvo rocoso atrás, contuvo las acometidas visitantes, que cierto es que aumentaron gracias a la insistencia de un Cristiano Ronaldo curiosamente animado, y dio lugar a un contexto más de igualdad y llegadas de los dos equipos que de mandato por parte del de Old Trafford. Y, como puede ocurrir con cualquier encuentro en estas condiciones, nadie marcó aunque pudiera hacerlo y el 4-0 no se movió.

La actuación del '7' del United fue llamativa y merece un aparte. Después de semanas de informaciones en la prensa internacional, que alertaba de que estaba buscando un nuevo proyecto, se mostró más comprometido que nunca en esta durísima derrota. Intentó animar a los suyos con gestos y palabras y, durante todo el duelo, nadie trató de romper tanto la mala dinámica como él.

Las intentonas de la segunda mitad, de hecho, llevaron casi todas su firma, pero no era su día ni el del United, sino el del Brentford, el de la reflexión. Erik ten Hag y los suyos tienen mucho sobre lo que pensar tras una ignominia que no es aislada, sino parte de un arranque de temporada más allá de lo paupérrimo. El escudo acabó pisoteado en Brentford.

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