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El Liverpool conquistó este sábado la FA Cup frente al Chelsea de la misma manera que acuñó la EFL Cup, vía tanda de penales. A pesar de una gran parada de Édouard Mendy que salvó a los 'blues' en los lanzamientos desde los once metros los 'reds' volvieron a alzarse con la gloria.

La sensación previa a la tanda definitiva fue de lentitud, de muchas dificultades para vislumbrar ocasiones claras, pero no hizo justicia al resto de partido. En los 90 minutos de base, en los que hubo tramos de dominio para los dos conjuntos, se dio un cara a cara muy interesante en el que los 'reds' eran ligeramente superiores. Solo les faltó más acierto de cara a la meta.

De hecho, en los compases previos a la prórroga. los hombres de Thomas Tuchel tuvieron que llevar a cabo un ejercicio de resistencia. Con hasta dos disparos al palo en cuestión de dos minutos -uno de Luis Díaz y otro de Robertson-, los de Jürgen Klopp acariciaban el trofeo con brillo de los jugadores que habían merecido estar en el cómputo de protagonistas.

Luis Díaz, más que insistente por su banda, la izquierda, se convirtió en una pesadilla para los londinenses. Condicionó su orden defensivo desde el comienzo. Pilló la espalda a la línea de atrás siempre que pudo y solo encontró aguante cuando Tuchel ordenó un paso adelante de todo el grupo para presionar más intensamente en la zona de tres cuartos. De esta manera, el colombiano no podía recibir tantos balones como le estaban filtrando antes.

Y, si no pudo aprovechar los que había recibido antes para ver puerta, se debió a la mejora de la zaga con el paso del tiempo y a Édouard Mendy. El cancerbero resolvió un mano a mano en los primeros minutos y estuvo seguro en el resto del choque, en el que el ex del Oporto, de haber estado más inspirado, podría haber anotado más de un gol perfectamente.

Ocurrió algo similar en el Chelsea con Marcos Alonso. El español se erigió en un pilar maestro de la búsqueda del título por parte de los 'blues'. Con una aportación ofensiva sobresaliente y aunque fue de más a menos como todos los jugadores por el cansancio, generó constantes amenazas para Alisson y sus compañeros, llegó a chutar una falta al larguero y dispuso de varias ocasiones que, como pasó con Luis Díaz, hubieran necesitado de una pizca más de acierto.

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Quizás el marcador habría dado la bienvenida a algún gol del Chelsea de haberle acompañado en este buen hacer Lukaku. Ausente, poco atinado, el belga, que pasa por un momento inestable prácticamente desde que aterrizó en Stamford Bridge procedente del Inter de Milán, cuajó otra actuación con dudas y terminó sustituido en el minuto 85.

Pero, aunque los focos apunten a Lukaku por las polémicas que ha vivido esta temporada, la realidad es que Sadio Mané trazó una actuación similar. Salah se vio interrumpido por una lesión que le pone en duda para París y, hasta el momento, estaba siendo el que más pugnaba por aportar tanto como Luis Díaz, comandante de casi todas las intentonas 'reds'.

La lanzadera de balones en profundidad que es Alexander-Arnold también le hizo destacar a él en este sentido aunque sus quehaceres básicos sean los de defender. Ni él terminó de contener nunca a Marcos Alonso ni Marcos Alonso terminó de contenerle a él, conque el carril que compartían se trocó en un recurso habitual para los dos planteles.

Este hilo de protagonistas perdió fuelle conforme el encuentro se precipitaba a la tanda. Tan solo resurgió a pesar del cansancio la defensa del Chelsea -Rüdiger, imperial, es el porqué-, que corrigió su inferioridad previa a la prórroga y contuvo a los 'reds' hasta unos penaltis en los que, de todos modos, los de Klopp recogieron el premio que el césped les había negado antes.

Y lo hicieron con suspenso. Mucho suspenso. Lejos de repetir introduciendo a Kepa antes de los lanzamientos, Tuchel confió esta vez en Mendy y acertó. César Azpilicueta erró el segundo tiro y puso en bandeja de oro el triunfo al Liverpool, que, en el que debía ser el chut definitivo, encontró en el cancerbero el último muro que quedaba para acceder a la gloria.

Mendy le hizo un paradón a su compatriota Mané, con quien ha levantado la Copa África, y regaló una vida extra a los suyos que estos no lograron aprovechar. Es curioso, además, que el guardameta podría haber detenido más tiros, pues rozó unos cuantos. Al final, le tocó ser testigo de cómo Alisson le emulaba contra Mason Mount y de cómo Tsimikas le marcaba el gol del triunfo. El Liverpool es el campeón de la FA Cup.

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