La figura de Gerard Piqué tomó relevancia después de la traumática salida de Lionel Messi del FC Barcelona. En la más reciente muestra de amor por su club, accedió a que se rebajara su salario para que la institución blaugrana pudiera inscribir a sus nuevas contrataciones. Aunque hay quienes ven un gesto como ese como parte de una estrategia personal.
Eso es lo que trata de decifrar el diario español El País en la siguente nota:
El gesto de Piqué ha agrandado su figura de icono culé en un momento de máximo apuro, agravado por la partida de Messi, y ha obligado a sus compañeros a ir a remolque como se advirtió después del partido con la Real Sociedad, cuando comparecieron Jordi Alba y Sergi Roberto, dos de los capitanes junto con Sergio Busquets y el propio Piqué. Busquets, que es quien ha heredado el brazalete de Messi, ni ha salido ante los medios ni está siempre en el foco, sino que prefiere actuar discretamente, más partidario de representar al colectivo que de actitudes individuales como las de Piqué.
Aunque la salida de Messi modificará la gestión del vestuario, Piqué siempre ha intentado ser compañero y solista al mismo tiempo, interesado en congeniar los intereses del equipo y de club con los suyos, sabedor de su ascendente sobre la afición, portavoz de las causas deportivas y sociales, protagonista en jornadas como la del referéndum del 1 de octubre de 2017. Aquel día se mostró favorable a la suspensión del partido ante Las Palmas, encuentro que se celebró a puerta cerrada, de la misma manera que se ofreció como cabeza de turco después del 2-8 de Lisboa.
Ya ofició de salvador en la junta de Josep María Bartomeu, cuando medió en el patrocinio de Rakuten por su amistad con el fundador Hiroshi Mikitani, y amplió sorprendentemente su contrato en octubre de 2020, al igual que Ter Stegen, De Jong y Lenglet, para diferir sus ingresos y ayudar a un club arruinado por la covid-19. Piqué también produjo —a través de su empresa Kosmos— el documental en el que Griezmann anunció que se quedaba en el Atlético antes de fichar por el Barça y se interesó por la comercialización del proyecto Barça Corporate que abarca a diferentes áreas del Barcelona.
Su amistad con Laporta también ha sido importante. El comunicado del club fue muy explícito cuando agradeció que Piqué se había rebajado “significativamente” el sueldo para que el club pudiera inscribir en LaLiga a Memphis Depay y Èric García, cuya aportación fue decisiva el domingo en el estreno del campeonato en el Camp Nou.
La decisión del central funcionó como propaganda y sirvió también para presionar a los demás capitanes que, de manera individual, han comparecido ante la prensa para ratificar que están en conversaciones con la directiva y que el acuerdo es simplemente una cuestión de timing, palabra utilizada por Laporta.
No hay coincidencia en la cantidad del sueldo que el defensa central se habría rebajado la semana pasada: el 22%, según publica Cristina Cubero en Mundo Deportivo, o por el contrario, sería diferido y a cobrar después de acabar su contrato en 2024.
El contexto y su actuación abonan el debate sobre si Piqué es oportuno u oportunista, o las dos cosas a la vez, por la misma razón que se asume que mientras juegue será el que más cobra de los capitanes, 38 millones brutos según publican diferentes medios.
Individualista o líder, Piqué nunca fue en cualquier caso un soldado en una tropa cuya masa salarial era de 617 millones antes del adiós de Messi.
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