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Maradona deberá ser operado por un hematoma

FILE PHOTO: Soccer Football - Superliga - Boca Juniors v Gimnasia y Esgrima - Alberto J. Armando Stadium, Buenos Aires, Argentina - March 7, 2020 Gimnasia y Esgrima coach Diego Maradona before the match REUTERS/Agustin Marcarian/File Photo

Tras haber sido internado por simples chequeos, según informaron desde su entorno, al Diez le detectaron un hematoma subdural por el cual deberá ser intervenido.

Los estudios que le realizaron a Diego Armando Maradona dejaron una preocupación para el cuerpo médico que trata la salud del ex futbolista en la clínica de La Plata. Las imágenes de los exámenes mostraron que tiene un hematoma en la cabeza y será operado. Según pudo averiguar Infobae, la intervención la llevará a cabo su médico personal, Leopoldo Luque, que es neurocirujano. Se llevará a cabo en horas de la tarde-noche en la Clínica Olivos, a la que será trasladado en instantes.

Esto es a raíz de un traumatismo leve, que pudo haber sufrido boxeando –actividad deportiva que practicaba–, un pelotazo o hasta cuando se cayó para atrás en el banco de Gimnasia el torneo pasado. “A partir del traumatismo se generó un derramamiento de líquido que se acumuló”, le indicaron a este medio desde el círculo íntimo del astro.

Luque se formó en la Universidad de Buenos Aires y es miembro de la Asociación Argentina de Neurocirugía y de la North American Spine Society. En septiembre pasado le habían realizado los mismos estudios a Diego (tomografía y resonancia magnética), en Ipensa, pero allí no había sido detectado ningún edema.

“Diego está lúcido, comprende y está de acuerdo con la intervención. Está muy tranquilo. Es una cirugía de rutina”, indicó el profesional que trata al ex capitán de la Selección, en la puerta del sanatorio de La Plata.

“Tiene algo parecido a lo que tuvo Cristina (Fernández de Kirchner)”, señalaron desde el entorno del campeón del mundo de 1986. Esto hace referencia a la operación a la que se sometió la ex presidenta en 2013, cuando debió pasar por el quirófano de la clínica Favaloro. En aquella situación, la operación de la entonces jefa de Estado duró alrededor de una hora y media y requirió anestesia total. Luego, debió pasar 48 horas en cuidados intensivos, hasta recibir el alta.

Horas antes de conocerse esta noticia, y antes de tener en sus manos el resultado de los últimos estudios, el doctor Luque había asegurado que el entrenador de Gimnasia de La Plata estaba con buen estado de ánimo.

“La noche la pasó bien. Está bien de ánimo. Estuvimos bromeando, estuvimos caminando dentro de la clínica. La situación está evolucionando como queríamos. Él está absolutamente consciente. Y cuando se pone tan consciente se quiere ir. Es conocido que no quiere a los médicos”, había advertido el especialista durante la mañana del martes.

Maradona cumplió 60 años el pasado viernes y asistió al estadio de Gimnasia de La Plata para recibir un homenaje antes del partido de su equipo contra Patronato. Minutos después, se marchó a su casa sin quedarse a ver el partido allí. Las imágenes generaron preocupación en todo el mundo y 48 horas más tarde su médico decidió internarlo para realizarle una serie de estudios con la intención de conocer al detalle su cuadro clínico.

El especialista a cargo de la salud del Diez detalló que ingresó a su paciente “anémico y deshidratado”, pero que eso se le estaba “corrigiendo”. Maradona durante su internación en La Plata habló con sus hijas por teléfono, vio televisión y realizó una caminata con el propio Luque por el hall del centro de salud.

El ex Argentinos, Boca y Napoli llevaba un par de semanas sumergido en un bajón anímico. Los problemas familiares, la ausencia de sus papás, Don Diego y Doña Tota, y el hecho de haberse visto obligado a mantenerse aislado toda la semana pasada por haber tenido contacto estrecho con un caso sospechoso de coronavirus (un custodio, que finalmente dio negativo el test). El pozo lo había llevado a incumplir la dieta estricta que le indicaron, necesaria para soportar el impacto de la medicación que debe tomar a diario por sus problemas de ansiedad y para conciliar el sueño.

Ayer, quienes lo acompañan en el día a día lo notaron decididamente mal. En consecuencia, entre Matías Morla y Luque lo convencieron de internarse para hacerse el chequeo general, que dio con el diagnóstico que lo llevará al quirófano.

¿De qué se trata en concreto esa afección por la que Diego deberá pasar por el quirófano?

El hematoma subdural crónico (HSC) es una acumulación de sangre y de productos de la descomposición de la misma, de origen venoso, que se acumula lentamente entre la duramadre y la aracnoides. La sangre se filtra de las venas formando una bolsa que sobresale y hace presión sobre el cerebro. Si la bolsa es lo suficientemente grande, puede lesionar o desgarrar el tejido cerebral cercano, lo que puede dañar el cerebro. En otros casos, la cantidad de sangre no es lo suficientemente significativa, y se los denomina laminares, de mejor pronóstico.

A los hematomas subdurales (HSD) se los puede catalogar en tres estadios: agudos, si se dan entre los 3 días de provocado el trauma; subagudo, si se da entre los cuatro y 21 días y crónico cuando se diagnostica después de los 21 días. Se estima que la incidencia del hematoma subdural crónico es de 2 a 5 por cada 100.000 habitantes/año. La mayor parte de los enfermos se encuentran por encima de los 60 años de edad, esto no significa que sea excluyente.

La incidencia de estos hematomas aumenta con la edad, llegando a los 12 casos por 100.000 habitantes/año entre los mayores de 70 años. Del 20 al 48% de los enfermos no presentan historia de trauma craneal, y cuando se recuerda, este suele ser un trauma banal. Muchos enfermos tienen una historia de alcoholismo crónico, siendo otros factores predisponentes la epilepsia, enfermedades hematológicas, enfermos portadores de derivación ventrículo-peritoneal, consumo de medicación anticoagulante y enfermos con síndrome de hipotensión de líquido cefalorraquídeo.

 

En cuanto al diagnóstico, es pertinente que la persona encargada de realizar un examen, ya sea médico general o neurólogo, empiece por una evaluación neurológica completa para probar tanto sus funciones mentales como la fuerza, sensibilidad, coordinación, equilibrio y signos meníngeos. Puesto que los signos y los síntomas son generalmente sutiles, si existe cualquier sospecha de la existencia de un hematoma el médico deberá ordenar que se realice una Tomografía Axial Computada de Cerebro (TAC) con ventana ósea, o una imagen por Resonancia Magnética Craneal (IRM), con técnica de difusión para descartar o asegurar un posible HSC.

Cuando se realiza la TAC se aprecia una imagen en forma de semiluna, entre el tejido cerebral y el hueso. Esta imagen puede tener mayor densidad (más blanca) o menos (más negra) que el cerebro. En el primer caso significa que aún hay sangre, células y otros componentes, en el HSD, lo que significa que es relativamente reciente su formación. En el segundo caso, ya están todas las células y la mayor parte de las proteínas degradadas, correspondiéndose con un líquido amarillento hiperproteico; lo que significa que el HSD se inició incluso con varios meses de antelación.

Cabe destacar que algunos hematomas subdurales crónicos son isodensos (mismo color que el cerebro) y difíciles por tanto de diferenciar con respecto al parénquima. En estos casos, la existencia de un desplazamiento o compresión de los ventrículos cerebrales o de los surcos corticales debe hacer sospechar de su presencia al radiólogo y llevar a la administración de contraste, lo cual permitirá el realce de las membranas y la identificación de la colección.

En el momento del trauma, la hemorragia en el espacio subdural puede no producir síntomas. La hemorragia inicial puede ser pequeña y no comprimir el cerebro subyacente. En los pacientes mayores, con una disminución del volumen cerebral secundario a retracción encefálica, hemorragias de gran tamaño pueden ser toleradas sin producir síntomas, al menos inicialmente.

 

Se ha dicho que el Hematoma Subdural Crónico es "el gran simulador", dado que puede presentarse bajo múltiples formas clínicas. Existe una forma de presentación más común en personas entre 50 y 60 años que es la cefalea, en ocasiones con peoría progresiva y refractaria a los tratamientos analgésicos convencionales, mas común por la mañana. En pacientes de mas de 70 años, en los cuales los signos de atrofia cerebral pueden ser más acentuados, con una compílance cerebral mayor, y posibilidad de colecciones hemáticas extracraneales más voluminosas, los síntomas neurocognitivos son la forma más habitual de presentación, en ocasiones bajo la forma de un síndrome demencial, trastornos del comportamiento o trastornos del estado de ánimo. Puede aparecer casi cualquier signo de disfunción cortical, incluida la hemiparesia (déficit motor contralateral) al hematoma, déficit sensitivo o las alteraciones del lenguaje, dependiendo del lugar de la corteza donde ejerce presión el hematoma.

También es factible que el paciente presente crisis convulsivas. Dilatación de la pupila del ojo del mismo lado del Hematoma subdural crónico (HSC). En casos graves, cuando el hematoma es voluminoso, hay mayor compresión cerebral; entonces puede existir hernia tentorial del lóbulo temporal, disminución del nivel de conciencia y coma.

Afortunadamente la mitad de los hematomas subdurales crónicos se enquistan por una pseudo membrana que se forma a partir de la duramadre, no aumentando su tamaño, la otra mitad se licuan y, si no lo hacen, ameritan una intervención quirúrgica prematura. En cuanto al tratamiento el objetivo es controlar los síntomas y minimizar o prevenir un daño cerebral permanente.

Es posible que los hematomas que no causen síntomas y son de pequeño volumen no requieran tratamiento. Si son sintomáticos se requerirá un tratamiento quirúrgico. Se puede hacer con anestesia local y consiste en la realización de dos orificios de trépano (frontal y parietal) con la finalidad de evacuar el hematoma y lavar con suero hasta que desaparezcan los residuos hemorrágicos. Se dejan drenajes durante 2-3 días, que facilitan la salida del resto de la colección hemática y permiten la progresiva expansión del cerebro.

Cuando se adopta una conducta expectante, es necesaria la observación del paciente y realizar controles pertinentes de acuerdo a la sintomatología que manifiesta, repitiendo la neuroimagen de acuerdo a evolución, a fin de cotejar clínica y radiología, siendo la terapéutica acorde a estas dos variables.

FUENTE: INFOBAE