Al terminar el partido del martes contra el Ferencváros de Champions (5-1), el Barcelona anunció automáticamente cuatro renovaciones de jugadores esenciales en su plantilla: Lenglet, Ter Stegen, De Jong y Piqué. El capitán firmó hasta 2024, temporada en la que tendría 37 años y en principio pondría fin a su etapa como futbolista.
La mala situación económica del club azulgrana, causada sobre todo por la crisis del coronavirus, provocó que en los 4 casos se renovara a los jugadores con una rebaja de su sueldo. En los 3 primeros la bajada fue del 30%, pero Piqué fue un paso más allá. Preguntó al club cuánto tendría que perder de su salario para ayudar y le pidieron que lo hiciera en un 50%. Gerard aceptó sin dudar.
Este gesto habla muy bien de la calidad humana de Piqué, y sobre todo de su amor por el Barcelona. Parece imposible poner más de su parte para que el club vaya lo mejor que pueda. Tras la derrota de agosto contra el Bayern (2-8) fue quien habló a pie de campo y en sus propias palabras era el primero en ofrecerse a salir del club si así se mejoraba la imagen dada.
En cualquier caso, tanto el central como el Barcelona pueden poner fin a su vínculo al final de cada temporada si creen que el rendimiento del jugador ya no va a poder ser el mejor. Si al final de la 2021-22 no juega el 35% de los partidos, el club podría rescindir su contrato unilateralmente. Si sucede en la 2022-203, también.
Asimismo, Piqué podría querer acabar su vida deportiva en la MLS y ahí el catalán tendría potestad absoluta para decir adiós al Barcelona. Lo único que tiene prohibido es irse a un club competitivo en Europa por una cantidad muy baja de dinero. Como se puede ver, hará cualquier cosa para no perjudicar al club.
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