Desde hace casi dos décadas, Wojciech Szczesny convive con una lesión que marcó su carrera para siempre.
El portero del Barcelona sufre secuelas físicas desde que, en 2008, se fracturó ambos antebrazos durante un entrenamiento con pesas en el Arsenal. Aunque logró seguir en la élite, arrastra dolores crónicos que incluso le generan pérdida de sensibilidad en las manos.
“Estoy harto de este sufrimiento. No se lo deseo a nadie”, declaró en una entrevista con Revista GQ. El polaco reveló que en ciertos entrenamientos no puede sostener ni una botella de agua y que, a pesar de las bromas con sus compañeros, la situación lo tiene al límite físico y emocional.
El calvario lo llevó a alejarse de las canchas mientras todavía era titular en la Juventus. A pesar de recibir ofertas de Arabia Saudita y otros grandes de Europa, decidió ponerle fin a su carrera. “No era falta de pasión. No quería seguir jugando sólo por dinero”, explicó sobre su retiro.
Sin embargo, el llamado del Barcelona en 2024 cambió su destino. Szczesny aceptó regresar y disputó su primera temporada sin cobrar, como gesto tras la rescisión anticipada con el club italiano. Desde entonces, disputó 39 partidos con la camiseta blaugrana, nueve de ellos en la actual temporada, y demostró que su nivel sigue siendo competitivo.
Durante su extensa trayectoria, el polaco construyó una carrera repleta de números destacados. En Juventus alcanzó su mejor promedio: 0,92 goles recibidos por partido, con 252 presencias y 103 vallas invictas. Allí se consolidó como uno de los arqueros más confiables de Europa.
Sus inicios en Arsenal, donde debutó tras formarse en las juveniles, le dejaron 181 partidos, 72 arcos en cero y 194 tantos en contra. En la Roma encontró regularidad y madurez, con 81 encuentros, 23 vallas invictas y 95 goles recibidos, una etapa clave que lo proyectó nuevamente hacia un club grande. Desde su debut, acumula 587 partidos, 224 arcos invictos y 612 goles en contra.
Con 35 años y una carrera marcada por la resiliencia, Szczesny sigue custodiando uno de los arcos más exigentes del fútbol mundial. El dolor lo acompaña, pero no le impide competir.

