A sus 35 años de edad, Thomas Müller le dice adiós al Bayern Múnich tras 25 temporadas y más de 750 partidos defendiendo los colores del club bávaro.
Campeón del mundo, ídolo nacional, líder dentro y fuera del campo… pero, sobre todo, un tipo genuino, de esos que no se fabrican ni se olvidan.
Hoy repasamos no solo su legado deportivo, sino también esa otra faceta íntima y entrañable que lo convirtió en uno de los jugadores más queridos (y únicos) del fútbol moderno.
Un palmarés que pesa
• 12 veces campeón de la Bundesliga
• 2 veces campeón de la Champions League
• Campeón del mundo con Alemania en Brasil 2014
• 10 goles en Copas del Mundo (Sudáfrica 2010: Bota de Oro)
Pero más allá de las cifras, Müller quedará en la memoria como el “Raumdeuter” (intérprete de espacios), un término que él mismo inventó para describir su extraño, pero efectivo, estilo de juego. Ni extremo, ni delantero, ni mediapunta… simplemente Müller.
Thomas y Lisa: una historia de amor (y caballos)
Desde 2009 está casado con Lisa Trede, amazona profesional y su compañera de vida. Viven juntos en una granja en Baviera, donde crían caballos de alto nivel y cuidan de sus perros Micky y Murmel. Lejos de los focos, ahí Müller encuentra la paz que el fútbol no siempre da.
Uno de sus caballos, Checker, ganó medalla de oro en salto individual en los Juegos Olímpicos de París 2024. Y sí, Thomas estuvo ahí, bailando junto al corral, como si celebrara un gol en el Allianz Arena.
Cerveza, sí. Fumar, no. Y siempre fiel a sí mismo
¿Toma cerveza? Claro. Es bávaro. Ha sido captado más de una vez celebrando con una buena jarra en mano (especialmente en el Oktoberfest).
¿Fuma? Nunca. Su físico se mantiene intacto a los 35 y siempre ha sido ejemplo de profesionalismo.
¿Sale de fiesta? Poco. Prefiere el campo, los animales y una buena conversación en casa. La vida nocturna nunca fue lo suyo.
¿Cómo es con la prensa y la gente?
Müller es uno de los jugadores más queridos en Alemania. No tiene escándalos, no se mete en polémicas, y siempre tiene una frase graciosa lista para soltar. Los periodistas lo adoran por su naturalidad; sus compañeros lo reconocen como el alma del vestuario.
Incluso acuñó su propio estilo con ironía:
“No soy rápido, no soy técnico… pero ¡ahí estoy, otra vez, anotando!”.
Su sentido del humor y su cercanía lo convirtieron en uno de los rostros más accesibles del fútbol europeo.
¿Y ahora qué? Caballos, medios y futuro
Aunque no tiene un título universitario, Müller planea formarse en gestión deportiva. También ha sido invitado por medios alemanes para participar como comentarista y analista.
Pero por ahora, su prioridad está clara: la hípica, su esposa, sus animales, y su campo.
Tiene una fortuna de decenas de millones de euros, pero lleva una vida tranquila, austera y enfocada en su tierra natal.
Curiosidades que definen a Thomas Müller
• Nunca jugó en otro club que no fuera el Bayern Múnich.
• Se define como un “animal de costumbre”. Su desayuno diario es pan integral con miel.
• Dice que cuando se retire, lo primero que hará será “dormir hasta las 8:00 a.m.”.
• Fue embajador de la fundación YoungWings, apoyando a jóvenes que han sufrido pérdidas familiares.
• Su frase más famosa: “No soy especial. Solo intento estar donde nadie mira”.
Conclusión: Thomas Müller no se retira. Se transforma. Cambia los botines por las botas de granja, el Allianz por el establo, y el pressing alto por la armonía rural.
En un mundo de egos y cifras, él fue el que nunca se creyó estrella, pero siempre brilló. Un futbolista que no solo interpretó espacios… sino también la vida misma.