Actualmente es común a ver y escuchar a exjugadores de fútbol en las diferentes transmisiones deportivas, y no son pocos los que tienen hasta sus propios programas.
Pero el objeto de este artículo no serán las perfomances frente a los micrófonos de los “periofutbolistas”, sino ponernos en sintonía con una situación ocurrida en la Copa del Mundo de Francia, en 1938, cuando un arquero abandonó a su selección antes de un juego importante para comentar dicho evento por la radio… ah, y después volvió al equipo.
El hombre en cuestión es Benito Carvajales, un legendario portero que disputó la Copa del Mundo de Francia 1938, única vez de los caribeños en la fase final de la competencia. Pero antes, un poco de contexto…
Es que aquel mundial originalmente tendría a la Argentina como sede. Sin embargo, las naciones europeas no estaban convencidas del largo viaje hasta Sudamérica. Eligieron entonces a Francia y, casi como excusa, dijeron debía hacerse allí a modo de homenaje a la tierra donde nació Jules Rimet, presidente de la FIFA en aquel tiempo e impulsor de la creación del torneo.
La decisión, está claro, no le agradó a los argentinos, que decidieron renunciar a disputar dicho mundial, intentando arrastrar a otras selecciones del continente a tomar la misma decisión. México, Estados Unidos y El Salvador, en principio confirmadas para la Copa, se unieron a la Argentina. Brasil, no. Cuba, tampoco. Ambos combinados serían los representantes americanos en Francia 1938.
Los brasileños ya eran candidatos a todos los títulos que disputaban en aquella época. Los cubanos, por su parte, debieron encarar a Rumania en Toulouse, en tiempos en los cuales la competencia se disputaba a eliminación directa. El partido terminó 3 a 3, y Cuba tuvo entre sus figuras al arquero Benito Carvajales. Llegaba la hora del desempate, un nuevo compromiso entre ambos.
Benito Carvajales, el arco y el micrófono
Cuba y Rumania de nuevo, frente a frente, pero esta vez sin Carvajales en la portería. ¿Lesión? ¿Suspensión? Nada de eso, horas antes del compromiso el futbolista aceptó una invitación de una radio cubana que estaba en Francia para comentar el partido… de su propio equipo.
Al entrenador isleño, Juan Tapia, no le quedó otra que echar mano de quien hasta allí era suplente, Juan Ayra. Tan mal no les fue: Cuba se impuso por 2 a 1, con buena actuación de Ayra, y pasó a la siguiente fase.
En cuartos de final, Carvajales volvió a ocupar el arco cubano tras su corta experiencia radial. Sin embargo, ni él y Ayra juntos, parados en la portería, hubiesen evitado la derrota ante Suecia. Fue un 8 a 0 rotundo para los europeos y vuelta a casa para los caribeños.
De allí hasta hoy, Cuba no ha vuelto a disputar una Copa del Mundo y, sin dudas, el de Benito Carvajales es un nombre que quedará en la historia del fútbol de la isla, no sólo como portero sino también como comentarista. Y todo eso, en un único mundial.
La III Copa Mundial tuvo lugar entre el 4 de junio y el 19 de junio de 1938. El sistema utilizado fue el mismo que en la pasada edición: una fase de eliminación directa a partido único entre los 16 participantes.
Esta fue la última vez que se utilizó. Si había un empate en tiempo reglamentario, se pasaba a una prórroga de 30 minutos. Y si el marcador seguía igualado, se debía disputar un partido de desempate en otra fecha. Todos los juegos de cada fase se disputaban el mismo día a la misma hora, en sedes diferentes.
A pesar de que en Cuba el deporte más popular es el béisbol, su equipo obtuvo el 7° lugar.