El Manchester City, ni una semana después de su enésimo tropiezo esta temporada (2-2 en el estadio del Brentford), recuperó el pulso a la Premier League con una victoria contundente frente al Ipswich Town (0-6) cimentada en Phil Foden, Kevin de Bruyne y Jérémy Doku.
Entre Phil Foden, Kevin de Bruyne y Jérémy Doku acabaron con la resistencia de un débil Ipswich Town al que se le vino encima un torbellino que fue una losa en su pelea por no perder la categoría.
El primero, con un doblete y una asistencia; el segundo, con tres pases de gol; y el tercero, con un acierto y otra asistencia, dirigieron al Manchester City hacia una victoria balsámica con la que superó al Newcastle y alcanzó la 4ª plaza.
Mención especial para Foden, que se encuentra en el mejor momento de la temporada. Pep Guardiola necesitaba sus mejores números para bajar a su equipo de la montaña rusa de resultados en la que vive inmerso este curso. Y el '47', poco a poco, ha salido de su letargo para tomar impulso y sacar a su equipo de su crisis de resultados.
El Ipswich Town fue otra más de sus víctimas de los últimos encuentros. Foden firmó una primera parte sobresaliente, en la que celebró un doblete y dio una asistencia que aprovechó Mateo Kovacic. Esas cifras se unieron a los tres tantos que marcó al Brentford y al West Ham en las dos jornadas anteriores para acumular cinco seguidos en sus últimos tres partidos.
Con su actuación, cerró el partido en apenas 45 minutos. El cuadro local jamás consiguió sobresaltar a los hombres de Guardiola, que vivieron una de sus pocas jornadas plácidas del curso y que solventaron la cita por la vía rápida con una primera parte incontestable.
Foden disipó cualquier duda
Erling Haaland se encargó de lanzar el primer aviso, al cuarto de hora, en un mano a mano que salvó con una gran intervención Christian Walton. Fue el único momento de felicidad del portero del Ipswich, que después comenzaría a recoger pelotas de la red de su portería de forma constante.
Y el primero en superar a Walton fue Foden, al borde de la media hora, tras aprovechar una asistencia de Kevin de Bruyne desde la línea de fondo. Solo tuvo que remachar el pase de la muerte del centrocampista belga para iniciar su exhibición del primer acto.
No mucho después recogió un balón de Doku, muy insistente por la banda izquierda. Se lo cedió a Kovacic y el croata, desde fuera del área, no perdonó con un zapatazo inapelable que precedió al último arreón de Foden. De nuevo funcionó su conexión con De Bruyne y, al filo del descanso, firmó un 0-3 que acabó con cualquier conato de remontada futura del Ipswich Town.
De Bruyne, inspirado, mantuvo su nivel tras la reanudación. Le costó recuperar su mejor fútbol tras superar una grave lesión, pero Guardiola ya tiene a pleno rendimiento a su jugador más importante. Y el paso por vestuarios no calmó su voracidad asistente. Nada más pisar el césped, sumó otro pase de gol, más testimonial que meritorio: desde el centro del campo, abrió el juego hacia la zona de Doku, y el extremo belga se encargó de hacer el resto del trabajo. Desbordó a dos defensores y acertó con un derechazo que desvió a la red Dara O'Shea.
Haaland se apuntó a la fiesta para celebrar su renovación
El atacante aún tuvo un último chispazo del que se benefició Haaland, el penúltimo en apuntarse al festival del City. Se aprovechó de un robo de balón de su compañero y de su generosidad. El noruego no desperdició la asistencia del extremo belga y el 0-5 lució en el marcador con más de media hora por delante para alargar una goleada a la que se apuntó al final James McAtee.
El Ipswich Town, lleno de grietas, rezó para llegar con dignidad al final del choque. Aguantó el 0-6, un resultado humillante pero balsámico para el Manchester City, que necesitaba una victoria contundente con la que cerrar sus múltiples heridas.
La consiguió, encadenó su quinto encuentro consecutivo sin perder en la Premier League y se aupó a la 4ª plaza, su mínimo exigible para maquillar una temporada en la que no peleará por el título. El set en blanco podría ser perfecto para tomar impulso hacia unos tiempos más brillantes que desea recuperar Guardiola, necesitado de más alegrías como la que vivió este domingo el estadio del débil Ipswich.