El italiano Carlo Ancelotti, consciente de que su plantilla del Real Madrid ha sufrido una transformación, estudia un cambio de sistema con sus colaboradores desde hace meses.
El estratega quiere que su equipo abandone el 4-3-3 para jugar con un rombo en el medio del campo. Es su obsesión para el comienzo de temporada y no hay sesión en la que no corrija algún detalle al respecto.
Quiere un equipo vertical y que ataque los espacios con intención, de menos contención y más velocidad. En Los Angeles (USA), en los primeros entrenamientos en UCLA, sigue adaptando un sistema del que ya se pueden extraer algunas conclusiones.
Ancelotti mostró al mundo la nueva variación táctica provocada por la feroz competencia en la medular durante un partido que enfrentó a dos onces idénticos. Un 4-4-2 con rombo en el centro del campo que deja claro dónde quiere Ancelotti a cada una de sus piezas.
En los ensayos, Carletto ha incidido en la presión. El italiano quiere que sus dos hombres de ataque se emparejen con los centrales rivales para evitar una salida limpia y, una vez se roba, buscar una transición rápida. Primero lo ha probado con el siguiente equipo: Courtois, Carvajal, Rüdiger, Nacho, Mendy; Camavinga, Valverde, Modric, Bellingham; Rodrygo y Brahim.
El otro once lo conformaban Lucas, Militao, Alaba, Fran García; Tchouaméni, Kroos, Nico Paz, Arda Güler; Vini y Joselu.
Queda mucho por apuntalar. Ancelotti tiene por delante 22 días en los que mejorar hasta el primer partido de La Liga española (12 de agosto contra el Athletic). Su obsesión es que el sistema salga bien. Que el equipo sorprenda y recupere su mejor versión competitiva a través de un ajuste táctico que pocos esperaban.
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