Arsenio Pastor Erico Martínez fue un futbolista paraguayo que se destacó en las décadas de 1930 y 1940, considerado por la FIFA como el mejor jugador paraguayo de todos los tiempos y uno de los mejores futbolistas sudamericanos del siglo XX.
Ostenta el récord en la actualidad, de ser el máximo goleador de toda la historia de la Primera División de Argentina con 295 conquistas en 332 partidos jugados con Independiente de la Avellaneda.
Empezó su carrera en el Club Nacional de Asunción a la edad de 15 años en la primera división.
Su gran esplendor fue con Independiente. Con dicho equipo ganó 5 títulos de la Liga argentina.
Arsenio Erico murió en 1977 a la edad de 62 años.
El Diario Última Hora de Paraguay publicó un artículo sobre la historia de este gran jugador. Aquí la nota completa:
El Saltarín Rojo, el Hombre de Goma, el Paraguayo de Oro, el Mago, el Duende Rojo, el Rey del Gol, el Semidios, son algunos de los célebres apelativos que se utilizaron en la época para describir la grandeza de Arsenio Erico.
Un jugador dotado de una genialidad inconmensurable mezclado con una caballerosidad fidedigna. Su calidad futbolística no superó a sus aptitudes de solidaridad, compromiso y compañerismo.
- ¿Cómo, señor Érico, llegó a ser tan extraordinario futbolista? - se le preguntó durante el homenaje que se le brindó en el estadio Defensores del Chaco en 1970. Su respuesta sintetizó su trayectoria y forma de ver la vida.
“No es que yo haya sido tan extraordinario jugador, sino que siempre tuve la suerte de jugar con compañeros excepcionales, con los que todo se hacía fácil. Si algún mérito tengo, es el de haber respetado siempre a mis compañeros de equipo y a mis rivales ocasionales”, respondió.
Arsenio Pastor Erico Martínez nació el 30 de marzo de 1915 en la ciudad de Asunción, más específicamente en el popular barrio Obrero. Su padre se llamó Guillermo Erico, hijo de un inmigrante italiano, y su madre fue una villarriqueña de nombre Margarita Martínez.
Su niñez y adolescencia transcurrió entre las actividades escolares y los partidos de fútbol con los amigos de infancia. Aunque su asombrosa capacidad futbolística, precozmente, le comenzó a marcar su destino.
En el Salesianito integró un histórico equipo infantojuvenil denominado “Los Azules”, cuyos datos señalan que quedaron invictos durante cinco años. Arsenio Erico en esa etapa también ya integraba las inferiores del Club Nacional.
Su debut en la primera división del fútbol paraguayo se produjo el 27 de setiembre de 1931, con apenas 16 años. Fue contra Sol de América en la Quinta Uriarte. La Academia venció 2 a 1. Sin embargo, el olor a pólvora ya abrumaba el ambiente
Casi un año después, el 9 de setiembre de 1932, estalló la guerra entre Paraguay y Bolivia por el Chaco Boreal, seis décadas después de haber culminado la cruel Guerra de la Triple Alianza. Obviamente, todas las actividades se paralizaron.
Una vez más miles de jóvenes paraguayo debieron luchar para defender el territorio paraguayo en una absurda contienda bélica entre dos países empobrecidos y que dejó más de 90.000 soldados muertos. Un conflicto que marcó la vida de Arsenio Erico.
EL FÚTBOL COMO APORTE A LA PATRIA
Pese a su juventud y sin ser aún mayor de edad, Arsenio Erico se enroló voluntariamente con el objetivo de servir a la Patria. Si bien algunos hechos se cuentan con pequeñas diferencias, todas coinciden en que él y sus amigos estaban listo para partir al frente de batalla.
Sin embargo, por esas casualidades de la vida o del destino, el comandante César Molinas, quien fue un destacado dirigente de Nacional, reconoció a ese joven jugador que había comenzado a destacarse en el conjunto tricolor antes de alistarse al Ejército.
Eran los primeros meses de 1933 cuando al entonces director de la Cruz Roja Paraguaya, Andrés Barbero, se le ocurrió formar un seleccionado para disputar partidos amistosos y así recaudar fondos para atender a los heridos, que a esa altura ya sobrepoblaban la institución.
La idea tuvo el visto bueno de la Liga Paraguay de Fútbol y también llegó a oídos del comandante César Molinas. El militar no dudó en convocarle a Arsenio Erico para decirle que él sería partícipe de la selección paraguaya de la Cruz Roja.
“Usted va a servir a la Patria, pero no desde el frente de batalla, sino recaudando fondos para asistir a los heridos”, le dijo el alto jefe castrense e inmediatamente se le otorgó un salvoconducto para que pueda integrar dicho seleccionado.
LAS HISTÓRIAS GIRAS CON LA CRUZ ROJA
La primera gira de la selección paraguaya de la Cruz Roja inició en Corrientes y se extendió por otras ciudades de la Argentina. Después pasaron a jugar otros partidos en el Uruguay. En total disputaron 19 encuentros con 12 victorias, 5 derrotas y 2 empates.
El plantel estuvo conformado por Fortunato Mariotti, Adolfo Velásquez, Casiano López, Quiterio Olmedo, Marcos Gerinaldo Rojas, Lorenzo Romero, Enrique Amaré, Ramón Viccini, Mariano Álvarez, Pichico Salcedo.
También formaron parte de ese equipo Andrés Mendoza Carlos Aguilera Mazó, Eligió Esquivel, Arsenio Érico, José Ibáñez, Martín Flor, Rafael Érico, José Bernié, Timoteo Ramírez y José de la Cruz Franco. El técnico fue Eduardo Cardó.
Durante ese recorrido varios jugadores quedaron lesionados, lo que obligó al equipo a retornar al país para prepararse para un segundo viaje, ya que se tenían invitaciones de clubes como River Plate y Vélez Sarsfield de la Argentina.
Esa segunda gira se realizó a principios de 1934 y fueron en total siete partidos con seis victorias y una sola derrota, que fue ante River por 5 a 3. Pese al resultado adverso, Erico deslumbró convirtiendo los tres goles y saliendo aplaudido por la afición local.
Si tenemos en cuenta los dos viajes, la Selección Paraguaya de la Cruz Roja marcó 81 goles, de los cuales 56 tantos fueron convertidos por Arsenio Érico, según menciona el libro “Arsenio Erico: El Ángel que jugó para los diablos” de Catalo Bogado y Gilberto Ramírez Santacruz.
Más allá de los buenos resultados, se cumplió con el objetivo principal de recaudar una importante suma de dinero para dar alivio a la entidad humanitaria, mientras la guerra también continuaba sin cesar.
De acuerdo a datos históricos, en esa contienda bélica Bolivia movilizó a unos 250.000 soldados y Paraguay a 120.000. Muchas bajas se produjeron por enfermedades, mala alimentación y falta de agua. El terreno en disputa era hostil y poco explorado hasta entonces.
EL INICIO DE SU EXITOSA AVENTURA POR ARGENTINA
La descollante actuación de Arsenio Erico en tierras argentinas sirvió para que los dirigentes de Independiente y River Plate pongan sus ojos sobre él. Tras una disputa entre ambos clubes, el delantero paraguayo finalmente fichó por los Diablos Rojos.
El jugador guaraní antepuso su palabra ya que se había comprometido previamente con la institución de Avellaneda, pese a la mejor oferta que recibió del Millonario, que a toda costa quiso quedarse con los servicios del compatriota.
Como en Argentina se había profesionalizado el fútbol un par de años antes, Arsenio Erico recibió una buena suma de dinero por la trasferencia y fiel a sus convicciones decidió donar la totalidad a la Cruz Roja Paraguaya, que seguía asistiendo a los heridos en la guerra.
Los primeros clubes campeones en la era profesional del vecino país fueron Boca Juniors (1931), River (1932) y San Lorenzo (1933). Por esa razón, Independiente también quería entrar a la galería de los triunfadores
Arsenio Erico, con sus 19 años recién cumplidos, hizo su primera aparición con la camiseta roja el 5 de mayo de 1934 ante Boca, un mes después de firmar su contrato como profesional y tres días después de haber llegado a Avellaneda. Jugó sin conocerle a sus compañeros.
La figura paraguaya no marcó en debut, pero no tardaría en saborear las mieles de los goles. Una semana después anotó un doblete en la victoria de su nuevo equipo por 3 a 1 ante Chacarita en cancha de Independiente.
No obstante, sus primeros dos años no fueron fáciles. Primero tuvo que superar una infección y luego dos fracturas en el brazo. Aun así, sus números no fueron malos. En su temporada de estreno marcó 12 goles en 21 partidos y en la siguiente 22 goles en 18 juegos.
LA CONSAGRACIÓN Y LOS RÉCORDS
El fallecido escritor uruguayo Eduardo Galeano dedicó unas líneas a Arsenio Erico en su exitoso libro “El Fútbol a Sol y Sombra”, en la que destacó y resaltó las cualidades del delantero paraguayo.
“Él tenía, escondidos en el cuerpo, resortes secretos. Saltaba el muy brujo sin tomar impulso, y su cabeza llegaba siempre más alto que las manos del arquero, y cuando más dormidas parecían sus piernas, con más fuerza descargaban de pronto latigazos al gol”.
Su escrito continuó de esta forma: “Con frecuencia, Erico azotaba de taquito. No hubo taco más certero en la historia del fútbol. Cuando Erico no hacía goles, los ofrecía, servidos, a sus compañeros”.
La Guerra del Chaco finalizó con el Tratado de la Paz firmado el 12 de junio de 1935 en la ciudad de Buenos Aires. Se trató del enfrentamiento bélico más importante del siglo XX y consumió importantes recursos económicos de ambos países.
A partir de 1936, la figura de Arsenio Erico fue acrecentándose a un ritmo más vertiginoso marcando goles para todos los gustos. Ese año convirtió 21 tantos en 26 partidos y en 1937 marcó su primer récord al conseguir la impresionante marca de 48 goles en 34 encuentros.
“No corría, se deslizaba. Avanzaba moviendo el cuerpo y seguía derecho, por sitios que un segundo antes ocupaba un contrario. Venía la pelota de aire, a dos metros de altura, y no sabías si la cabeceaba, la enganchaba de taco o la tiraba de chilena. Era un felino”.
De esa forma se expresó en un su momento Alfredo Di Stefano, una de las leyendas del fútbol argentino, quien siempre reconoció que el paraguayo fue su ídolo. “Erico es diferente a todos, a todo lo que vi. Para mí, un malabarista, un artista. Perdón, un gran artista”, reforzó.
Pese a las extraordinarias actuaciones de Arsenio Erico, Independiente no logró conseguir el añorado campeonato entre 1934 y 1937. En esas cuatro temporadas consiguió tres vicecampeonatos.
Pero el fútbol es como el viento y puede cambiar de dirección en cualquier momento y para Independiente pasó a soplar de norte a sur. Luego de tantas frustraciones, al fin logró su primer título profesional en 1938 y un bicampeonato en 1939.
En la obtención del primer trofeo, Arsenio Erico marcó 43 goles en 30 partidos y no convirtió más para ganar un desafío impuesto por una empresa de cigarrillos, que era lograr esa cantidad exacta de goles. El premio en efectivo decidió compartir con todos sus compañeros.
Para ese segundo campeonato, el Saltarín Rojo colaboró con 41 tantos en 32 partidos disputados e impuso otro récord. Fue el primer jugador en ser goleador en tres torneos consecutivos y superar al mismo tiempo la marca de 40 goles.
Arsenio Erico jugó en filas de Independiente hasta 1946 y luego tuvo un paso fugaz por Huracán en 1947. El delantero paraguayo convirtió un total de 293 goles oficiales en 325 partidos y hasta hoy día es el máximo goleador del fútbol argentino.
LA SELECCIÓN DE ARGENTINA Y SU FIDELIDAD POR NACIONAL
Pese a que tuvo un gran sentido de partencia hacia Paraguay, Erico no tuvo la posibilidad de vestir la Albirroja, una deuda que le quedó pendiente por cuestiones reglamentarias de la época.
No obstante, tuvo la oportunidad de jugar el Mundial de Francia 1938 vistiendo la camiseta del seleccionado argentino. Los dirigentes deportivos del vecino país le ofrecieron una sideral suma de dinero para que se nacionalice y pueda estar presente en la mayor fiesta del fútbol.
Sin embargo, tanto respeto le tenía a sus orígenes y a su tierra natal que rechazó la millonaria propuesta porque se “consideraba paraguayo” y en su memora aún estaba presente todos aquellos jóvenes que ofrendaron sus vidas en la Guerra del Chaco.
Arsenio Erico también tenía un gran amor por Nacional, club al que regresó las veces que pudo. Una de esas ocasiones fue en 1942, cuando salió brevemente de Independiente por diferencias con los dirigentes, y se dio el gusto de salir campeón con el conjunto albo.
Además, finalizó su carrera deportiva en la misma institución como jugador y entrenador al mismo tiempo en la temporada de 1949. Logró el subcampeonato quedando por detrás de Guaraní.
Su fallecimiento se produjo el 23 de julio en Buenos Aires, Argentina. Independiente corrió con los gastos del sepelio y entierro de Erico. Sus restos retornaron a Paraguay recién el 25 de febrero del 2010.
El estadio de Nacional lleva su nombre, al igual que una tribuna del estadio Defensores del Chaco y la platea más importante del recientemente inaugurado Libertadores de América, estadio de Independiente.
La grandeza de Arsenio Erico trascendió las fronteras, se ganó el cariño de la afición y se posicionó como uno de mejores jugadores de todos los tiempos de Sudamérica.
Fuente: Diario Última Hora de Paraguay