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Un pasado doloroso: el fútbol y su deuda con el Torino

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Hoy en día el Torino es conocido por ser un equipo más en la Serie A de Italia.

Pocos son aquellos fuera de Turín que se declaran fanáticos del club, y pocas son las temporadas en la cual el “Toro” se mete a competiciones europeas o logra escalar a los puestos altos de la tabla general, sin embargo el fútbol parece tener una deuda con un equipo que en algún momento pareció estar destinado a la grandeza, pero que fue frenado por la desdicha y por coincidencias bastante tétricas a lo largo de los años. 

La tragedia de Superga

En los años cuarenta el Torino era de los mejores equipos de Europa. Jugadores como Valentino Mazzola habían guiado al club a cinco campeonatos de Italia, y el futuro parecía brillante para un club que no paraba de cosechar éxitos, sin embargo todo llegaría a su fin el 4 de Mayo de 1949.

Aquel día el Torino regresaba de un encuentro amistoso ante el Benfica, y la neblina limitaba completamente la visibilidad del piloto de aquel Fiat G-212 que transportaba a periodistas, jugadores y cuerpo técnico del club. En un intento fallido de aterrizaje la aeronave se estrellaría contra la Basílica de Superga, acabando con la vida de casi todos los jugadores del club, y de todos los miembros del cuerpo técnico. Sauro Toma, joven defensa del club que no había viajado a Portugal debido a una lesión, sería el único sobreviviente del equipo en aquella terrible tragedia.

Gigi Meroni y una nueva desdicha

El Torino nunca se pudo recuperar del todo de aquel trágico accidente, sin embargo los ojos de los aficionados volvieron a brillar al ver a Gigi Meroni, un extremo virtuoso, de personalidad extravagante, y rebelde como pocos, que parecía ser quien guiaría al club a nuevas glorias en los años sesenta.

Meroni logro hacerse de un nombre importante en el club, sin embargo en medio de la polémica por un posible traspaso al eterno rival, la Juventus de Turín, ocurrió la tragedia. Después de una victoria ante la Sampdoria por marcador de 4-2, Meroni iría a celebrar con uno de sus compañeros en una heladería en frente del hotel de concentración, solo para ser embestido por un coche a alta velocidad en la Vía Corso Re Umberto, falleciendo instantáneamente. El conductor del coche, Attilio Romero, trataría de salvar a Meroni de todas las formas posibles, sin embargo era demasiado tarde.

Como si de una macabra película se tratara Romero se convertiría en presidente del club varios años después, llevando al Torino a la ruina en 2007, y por si fuera poco el piloto de aquel Fiat G-212 que se estrelló en Superga tantos años atrás también se llamaba Gigi Meroni.

Una serie de tragedias y coincidencias desafortunadas que privaron a muchas generaciones de ver a lo que pudo ser un gran equipo a nivel doméstico e internacional.