El Napoli empató 1-1 ante el Udinese para coronarse por tercera vez en su historia como campeones de la Serie A y hacerlo después de 33 años.
La campaña de Napoli ha sido formidable, intachable, majestuosa. Los de Luciano Spalletti se consagraron cuando al torneo aún le quedan quince puntos por delante ya que le sacaron una ventaja imposible de descontar a Lazio que encendía sus últimas esperanzas en un triunfo de Udinese que no llegó.
El dueño de casa dio la nota en el arranque y parecía que la fiesta visitante debía esperar unos días más. Antes del cuarto de hora, Lazar Samardzic abrió juego hacia la izquierda. Iyenoma Destiny Udogie recibió, se frenó, hizo la pausa y vio la entrada solitaria de Sandi Lovric.
Esa desatención defensiva del Napoli pudo costarle otro festejo frustrado ya que André Zambo Anguissa y Amir Rrahmani se desentendieron del rival. El austríaco recibió sin presión y colgó la pelota del ángulo superior izquierdo de Alex Meret para estampar el 1-0 en favor de Udinese.
La visita no reaccionaba. Apenas llegaba con dos cabezazos de Victor Osimhen, uno que atajó Marco Silvestri e igual quedaba todo invalidado, y otros después de un perfecto centro de Eljif Elmas que el nigeriano intentó empatar con un frentazo que salió besando el palo izquierdo del arco local.
Udinese tampoco era una máquina arrolladora, se conformaba con el triunfo por la mínima, y antes del entretiempo asustaba con un disparo de media distancia del alemán Samardzic que Meret resolvió volcándose contra el césped en el Dacia Arena.
Cuando el letargo empezaba a rondar nuevamente en la cabeza de los Azules, llegó el tanto del empate. A los 7 minutos del segundo tiempo, Elmas levantó un córner que ni el dueño de casa supo despejar ni la visita encontró serenidad para empujar. No obstante, en la segunda jugada, apareció el delirio napolitano.
Zambo Anguissa lanzó un buscapié furioso buscando que alguien la empuje y el esférico salió del área grande. Allí la capturó Khvicha Kvaratskhelia que castigó desde afuera, Silvestri dio rebote, y en este instante apareció el goleador. Osimhen, con un derechazo, infló las redes y enderezó el partido rumbo al título.
El ingreso de Piotr Zielinski le dio mayor peso ofensivo al equipo de Spalletti que controló el encuentro a partir de esa igualdad. De hecho, los dirigidos por Andrea Sottil tampoco fueron con vehemencia hacia la cueva de Meret como para estirar la agonía en la definición.
Udinese empezó ganando y le ponía pimienta al desenlace en la Serie A. En la complementaria llegó el gol de Osimhen que puso el 1-1 definitivo que desató la fiesta en el sur del país. Napoli, después de 33 años, recuperó la gloria y conquistó su tercer Scudetto que será completamente eterno e inolvidable.
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