Neymar, Ronaldinho, Coutinho o Paulinho. Pero también Arthur, Douglas, Keirrison o Henrique. ¿Qué tienen en común estos nombres? Pues tres aspectos. Son brasileños, han vestido la camiseta barcelonista y en sus operaciones de desembarco en el Camp Nou siempre ha estado entre bambalinas de un modo u otro el controvertido ojeador e intermediario André Cury.
Un Cury, que según una fuente del Barcelona, va a “quedar afectado” por la reestructuración del área de scouting del club, según decidió la junta directiva blaugrana el jueves por la noche. Se considera que el departamento de ojeadores está hiperpoblado y en aras de una mayor eficacia y también por cuestiones económicas el Barça ha decidido sacar a pasear la tijera y adelgazar esa área, pasando de 40 a 20 personas. Por lo tanto, Cury dejaría de estar en nómina permanente con el Barcelona. Lleva cobrando regularmente de la entidad desde 2012 y su contrato expira en 2021. Otra fuente, en este caso de la directiva, confirmó que “probablemente” se iba a prescindir de Cury.
El intermediario no sabía nada cuando comenzó a recibir informaciones extraoficiales de que querían rescindirle el contrato cuando, en cambio, hace pocos días el secretario técnico, Éric Abidal, le había dicho que contaba con sus servicios. Estando por medio Cury lo normal es que algún embrollo se estuviera cociendo.
Con enormes contactos en el mercado brasileño el intermediario entró en el mundo barcelonista en el 2003 con la operación Ronaldinho. Antes de esto conoció primero a Pepe Costa, ahora gran amigo de Messi y encargado del área de atención al jugador en el Barça, y más tarde a Sandro Rosell. Eran los tiempos en que Costa y Rosell todavía trabajaban para Nike. Una relación que luego vino a ayudar a la llegada de Ronaldinho al Camp Nou. De hecho se le atribuye ser el autor de la fotografía de Sandro con el Gaucho en el 2003 durante el proceso electoral que llevó a Laporta a la presidencia.
El nombre de Cury volvió a aparecer, a través de la empresa Traffic, en la que trabajó, en los fichajes en el 2009 de Keirrison y en el 2008 de Henrique, en época de Laporta en la poltrona y Txiki Begiristain en la secretaría técnica. El primero es un delantero, que no jugó nunca ni un amistoso con el Barça, que costó 14 millones y que fue encadenando cesiones. El segundo, un central por el que se pagó un total de 10 millones y que no disputó ningún partido oficial como barcelonista.
Pero cuando Cury pasó a colaborar y a cobrar regularmente del Barcelona fue a partir del 2012 porque desempeñó una función preponderante a la hora de que el acuerdo que habían alcanzado Neymar y su padre con el Real Madrid se transformara en papel mojado.
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