El volante español, Andrés Iniesta, brindó una entrevista en la que asegura que se marchó a Japón porque quería seguir "sintiéndose futbolista" y que ha conseguido ese objetivo en el Vissel Kobe.
A sus 34 años el habilidoso jugador mantiene intactas "su pasión y su motivación" por el fútbol.
El legendario 8 del Barça se ha "habituado" ya al exótico destino que eligió como etapa final de una carrera dedicada en exclusiva al club catalán, con el que ganó todos los títulos posibles al máximo nivel.
"El escenario es distinto y el proyecto es distinto, lo que no cambia es la responsabilidad y la pasión que tengo para jugar al fútbol", señala Iniesta al ser preguntado por el protagonismo máximo que acapara tanto en el Vissel Kobe como en la liga nipona.
Su equipo acaba de arrancar "con buenas sensaciones" una nueva temporada en la que también se han incorporado sus excompañeros en el Barça David Villa y Sergi Samper, y acumula dos triunfos en cuatro jornadas.
"El tiempo de trabajo hace que todo se vaya ordenando", señala Iniesta, quien afirma que poco a poco el equipo asimila "las ideas que el míster (el también español Juan Manuel Lillo) y el club quieren transmitir".
La intensidad de la liga nipona es diferente
Iniesta se incorporó al Vissel Kobe el pasado julio -mitad de temporada del campeonato nipón- de la mano del Hiroshi Mikitani, propietario del club y del gigante del comercio electrónico Rakuten, y pese a su fichaje y al de Lillo, el equipo terminó en una decepcionante décima posición.
"Los partidos cuesta ganarlos en todos sitios, pero en Japón es algo realmente difícil, porque al final todos (los equipos) son muy parecidos y muy exigentes", dice Iniesta sobre el equilibrado nivel competitivo de la J-League.
La "intensidad" y el "ritmo de los partidos" son lo que más le ha sorprendido de la liga nipona, así como las características de unos futbolistas locales "habilidosos, rápidos y dinámicos", lo cual "exige mucho a la hora de tener el balón, y cuando no lo tienes".
A pesar de todas las expectativas depositadas sobre sus hombros, y de que el equipo está construido en torno a él para ser el "número uno de Asia" y para "jugar como el Barça" -según Mikitani-, Iniesta afirma no verse abrumado por tanta responsabilidad.
"Para eso vine y para eso me transmitieron esa confianza", dice el mediapunta.
También admite que "le encanta ir a sitios donde la gente le muestra su cariño, su respeto, su predisposición y su confianza".
"Viniendo de donde vengo es muy difícil de superar el nivel de expectativa o de presión -dice Iniesta entre risas-, y al final siempre he sido una persona muy autoexigente".
La presión siempre existe, pero con particularidades culturales
La presión de los aficionados o de los medios de comunicación, según relata, "siempre existen", aunque en el caso de Japón, "se viven y se expresan de forma distintas" debido a las particularidades culturales del país asiático.
Iniesta reside con su familia en Kobe, "intenta hacer una vida normal" y domina un japonés "básico" tras casi nueve meses en el país.
Sus nuevos retos
Entre sus nuevos retos figura formar a jóvenes jugadores nipones en el marco de la Escuela de Fútbol de Iniesta del Vissel Kobe, con los que intenta "combinar las cosas positivas" de los futbolistas locales con conceptos importados.
Iniesta pronostica un futuro brillante para el fútbol japonés, y afirma que la selección nipona que competirá en la Copa de América que se celebrará en verano en Brasil mantendrá su "reconocible" estilo de juego "que gusta al espectador", "asociativo y de mucha llegada".